Por Jesús Michel Narváez
Burlarse de la veda electoral sería pecado capital para cualquier servidor público, menos para el presidente López, quien en una “gira privada” tuvo la cobertura informativa total, sin límite de ninguna especie. Apreció en la televisión, se escuchó su voz en la radio, los diarios publicaron fotos e información y las redes sociales las utilizó como “Pedro por su casa”.
“Respetando la veda electoral, seguimos trabajando en la supervisión de obras. Los buenos presidentes de México, Juárez, Madero y Cárdenas, nos dejaron como lección que los gobernantes debemos recorrer el país y recoger los sentimientos de la gente”, escribió en su cuenta de Twitter.
“Vengo a enderezar entuertos”, en referencia a la oposición de pobladores de San Rafael, en el norte de Veracruz, porque la autopista que se construye “se va a inundar” por la falta de obras hidráulicas.
Sin polemizar, habría que revisar cuántas “giras privadas” realizaron Juárez, Madero y Cárdenas para “recoger los sentimientos de la gente”. A la distancia, con el Benemérito de las Américas, el Apóstol de la Democracia y el Tata, no había Instituto Federal Electoral ni Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. La Constitución no abordaba ni de lejos la autonomía de órganos del Estado para organizar y sancionar las elecciones. En los tiempos decimonónicos no había carreteras, tampoco Suburbans blindadas y menos aviones, aunque fueran comerciales. Con trabajo se trasladaban en carruajes o en algunos casos en los breves tramos del ferrocarril. Fue hasta la segunda década del siglo XX, que se conocieron los primeros autos de combustión interna. Las giras presidenciales se realizaban en ferrocarril y en tramos cortos a caballo. Con el paso del tiempo, en la década de los cuarenta, los aviones ya rugían por los aires mexicanos, el ferrocarril contaba con el vagón presidencial -muy usado por Venustiano Carranzas- y eran escasas las ocasiones en que un Jefe del Estado Mexicano acudía a la “inauguración de obras”.
Hoy, en el siglo XXI, cuando las comunicaciones son globales, se puede uno conectar por internet y a través de los celulares en videoconferencias; hay carreteras que cruzan el país a lo largo y ancho; vuelos comerciales que cubren toda la Nación y aeropuertos privados para quienes, por supuesto fifís, tienen su propia aeronave.
No hace falta ir a ninguna parte para poner en “marcha la obra, la primera piedra, desvelar la placa o la estatua”.
Sin embargo, con todo y veda que prohíbe la promoción de obras o servicios de los tres niveles de gobierno, López se da el lujo de desacatarla y mandar al “carajo” a instituciones como el INE y el TEPJF que imponen las limitantes.
La “gira privada” la difundió a través de videos y Tuits desde sus cuentas oficiales. Su viaje fue considerado como “de trabajo”
Con música arpa y la ejecución de los expertos veracruzanos, informó que se encontraba en un restaurante en la Costa Esmeralda, en Veracruz, donde pidió un “arroz a la tumbada”.
Después, vía redes, insistió en que su gira era privada, pero dio a conocer que iría a Ciudad Valles, San Luis Potosí, “supervisar otro camino ubicado en La Huasteca Potosina”.
Promoción de obras, ni más ni menos. Porque él si puede violar la veda y punto.
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