Muerte en Doble Frente: por Guerra en Varios Países y… por el Imperecedero Covid-19

Los Dados de Dios

Por Nidia Marín

Si usted pensaba que la pandemia mundial (pareciera no tener fin) era suficiente para detener las guerras en el mundo, simplemente se equivocó. Tristemente, además, la venta de armas continúa a todo vapor.

Y mientras los cohetes y misiles vuelan entre Israelíes y palestinos, las armas se distribuyen con singular alegría para equipar a las fuerzas armadas en pugna en aproximadamente 15 conflictos graves (y crimen organizado) lo mismo en África, que en Medio Oriente y… América Latina.

Sí, Camerún, Etiopía, Mozambique, Sahara Occidental, Marruecos, Sahel (en el desierto del Sahara), Siria (la guerra más larga y cruenta, en este 2021 se cumplen 10 años de combates), Sudán del Sur, en conflicto desde su independencia en 2011, República Centroafricana, Venezuela (conflicto interno y con países limítrofes), Yemen, Somalia (desarrolla una guerra intestina desde los años 90’s) y Afganistán en guerra desde los años 70’s.

Además, mientras por estos lares latinoamericanos se vive el retorno de la Guerra Fría (término acuñado por George Orwell en su libro publicado en 1945 “La Bomba Atómica y tu”) la arena del conflicto helado entre China y Estados Unidos continúa por la introducción de la tecnología G5 en Brasil. Sí, la enorme nación de América del Sur es la manzana de la discordia, aunque tras la salida de Donald Trump de la Presidencia estadounidense algo pudiera cambiar ¿O no?

Y como a los vendedores de armas la pandemia les hace lo que el viento a Juárez, ante la severidad del tráfico de armas en América Latina, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) dio a conocer el gran éxito en América del Sur de una operación de las fuerzas del orden contra el tráfico de armas de fuego ilícitas.

Aseguran que se registró el decomiso de miles de armas de fuego ilícitas y generó información mundial sobre las redes delictivas y las rutas de contrabando.

El éxito de la operación fue, asegura la organización, el resultado de la cooperación permanente entre INTERPOL y la UNODC para la detección, identificación y persecución de las redes de tráfico de armas en todo el mundo, atendiendo al llamado de la Directora Ejecutiva de la UNODC, Ghada Waly, quien había precisado lo fundamental que resultaría “que ambas instituciones unan sus fuerzas para garantizar que los países desarrollen la capacidad y las herramientas necesarias para hacer frente al tráfico de armas de fuego tanto sobre el terreno como ante los tribunales”.

Así surgió la operación Trigger VI, misma que se llevó a cabo durante tres semanas (del 8 al 28 de marzo de 2021).

Afirma UNODC que decenas de funcionarios de la policía, las aduanas, los servicios fronterizos y la fiscalía trabajaron para seguir la pista a las armas de fuego ilegales y determinar sus vínculos con la delincuencia organizada.

(Urge una similar en México, aunque por estos rumbos pareciera que al gobierno federal le importa poco la acción constante del crimen organizado, es más son sus cuates).

Esta operación conjunta en América del Sur, permitió la detención de múltiples sospechosos y dio lugar al decomiso de armas ilegales en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Francia (Guayana Francesa), Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela.

Además, posibilitó a los países detectar nuevas tendencias regionales que ayudarán a prevenir, descubrir y perseguir actividades delictivas en el futuro. Entre estas están:

Se observa un aumento de la circulación de armas que suelen ser difíciles de rastrear, como las armas artesanales, las armas “fantasma”, las réplicas de armas y las armas con números de serie borrados, entre otras.

En las redes sociales, explican, se ha producido un aumento de los contenidos que fomentan el uso de armas de fuego para perpetrar delitos y actos de violencia.

“Las armas de fuego suelen viajar desde Asia, Europa y Norteamérica hasta Sudamérica por correo, en piezas separadas repartidas en diferentes paquetes, y luego se vuelven a ensamblar para uso delictivo.

“Las armas pequeñas son el soporte de muchas formas de delincuencia violenta, como la intimidación por parte de las bandas, el tráfico de personas y el terrorismo relacionado con el comercio ilegal de drogas”.

Como si todo ello no fuera suficiente, “se ha producido un aumento de la violencia doméstica y contra las mujeres con armas de fuego, lo que pone de manifiesto la importancia de promover la integración de la perspectiva de género tanto a nivel político como operativo.

¿Y en México habrá algún día un operativo de tal envergadura?

Como señaló el senador Juan Pablo Aguire Quezada en las conclusiones de su trabajo “Armas de Fuego en la Sociedad Mexicana”:

“La existencia de armas de fuego sin control en la sociedad mexicana genera un riesgo en cuanto a posibles homicidios o accidentes, el uso en la realización de diferentes delitos, además del flujo financiero ilegal en la compra–venta de este tipo de artefactos.

“Una amenaza adicional es el tráfico de armamento que existe en la frontera con los Estados Unidos, que es el principal origen de las piezas que han sido decomisadas en territorio nacional”.

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