Por Jesús Michel Narváez
El Sol de México publicó el 10 de marzo, que la jefa de gobierno de la Ciudad de México, anunciaría que a partir de junio -es decir, dentro de 13 días- asumiría el cobro del consumo, medición, determinación y cobro de multas, gestión del padrón de usuarios e instalación, mantenimiento y reparación de medidores, que durante 27 años operaron Agua de México, ya las multinacionales francesas Veolia, Iacmex y Tecsa, que además realizaban obras de drenaje, rehabilitación de la red secundaria de agua potable, detección y supresión de fugas no visibles, tratamiento y reúso de aguas residuales y protección del acuífero.
Quizá existan rezones para cancelar las concesiones, porque una de las fallas incomprensibles en la red de agua potable, son las fugas. Los datos no mienten: 40 por ciento del vital líquido que recibe la Capital del país y que se distribuye a través de los 26 mil kilómetros de redes, por lo que hay momentos en que la falta de presión y la escasez son notorias.
Desde hace meses el gobierno capitalino se propuso concentrar todas las actividades relacionadas no solamente con la distribución y los accesorios del agua, sino los créditos a pymes, otorgamiento de licencias para la construcción, comercio, oficina o negocio; control pleno de las grúas que llevan autos a los corralones y revisión de los contratos de las empresas que prestan el servicio. Hay muchas cosas más.
Pero detengámonos en el agua: El Universal publicó ayer una foto en su primera plana que dice todo: “Agua potable inunda Cuemanco”. Un traxcavo traslada a 5 personas sobre el “lago de agua potable” y la gráfica muestra al “nuevo lago” en el sur de la Ciudad.
Justo 48 horas antes del mega corte o mega supresión del vital líquido que inició ayer domingo y que se prolongará hasta el 30 de mayo. Después viene otro de 11 días, pasadas las elecciones. Claro, son torpes no imbéciles los que despachan en el Sistema de Aguas de la Ciudad de México y en el Sistema Cutzamala, a cargo de la Comisión Nacional del Agua, en donde la anterior directora desfasó las operaciones, no cuidó el nivel de las presas, pagó agua a Estados Unidos sin tener la suficiente para el riego de miles de hectáreas -por eso han subido los precios de productos básicos- y se le quemaron las oficinas principales de la institución. Como premio a los desastres ocurridos, el presidente, su jefe, le obsequió la representación de México en Francia. Ahora a doña Blanca Jiménez hay que anteponerle el vocablo “excelencia”.
¿Por qué la terrible fuga no fue contenida aún y cuando ya era un lago de extensión respetable?
¡Porque en el gobierno capitalino están “atendiendo” a las víctimas del metrazo del 3 de mayo!
El de enfrente diría: ¡Pamplinas!
El tema del accidente del metro fue, por los indicios primarios, por falta de mantenimiento. Lo mismo ocurre en el Sistema de Aguas de la Ciudad de México, en donde el doctor en ingeniería mecánica por la UNAM, Rafael Bernardo Carmona Paredes, parece vivir en el mundo alterno que se inventó en la 4t.
Según su perfil, “por más de 35 años ha aplicado sus conocimientos a la Ingeniería Hidráulica con contribuciones para el diseño, construcción y operación”. ¿Usted sabía de su existencia? Confieso mi ignorancia: yo no lo había escuchado nombrar y desde que está en el cargo, no he leído una sola declaración que salga de su ronco pecho.
Sequía y fugas de agua, amenazan la subsistencia de la Ciudad de México.
Ah, pero eso sí: ¡Tenemos un nuevo lago con agua potable!
¡Hay que ir a nada!, porque para eso lo hicieron los ingenieros del Sistema de Aguas de la Ciudad de México.
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