Por Miguel Tirado Rasso
Por el momento, solo cabe especular sobre los verdaderos motivos que hay detrás de la ampliación del mandato de la presidencia del ministro Arturo Zaldívar en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), porque el argumento del hombre indispensable resulta superficial, poco creíble e insuficiente para fundamentar una reforma que contraviene abiertamente lo ordenado por la Constitución, según se desprende de su simple lectura.
Semejante justificación resulta hasta un insulto, para el resto de los ministros de la Corte, pues con el argumento de que únicamente el actual presidente del máximo tribunal es capaz de llevar a buen fin la reforma judicial, su capacidad, profesionalismo y experiencia quedan cuestionados y descalificados.
No es de sorprender que, la trascendencia de la reforma a la Ley Orgánica al Poder Judicial de la Federación, que era necesaria y seguramente contiene aportaciones valiosas para lograr una indispensable mejoría en la impartición de justicia, se haya perdido en el debate por un artículo transitorio, el número 13, que parecería ser un mensaje oculto, más allá de los terrenos judiciales y más cerca de motivaciones políticas. Si como se dice, en política la forma es fondo, no es casual que un senador poco conocido del PVEM, aliado de Morena, haya introducido de último momento, sin mayor cabildeo y con ánimo de pasar desapercibida, una propuesta de 10 megatones que, inevitablemente, haría explosión, pero que el factor sorpresa ayudaría a sacar adelante, como sucedió.
Tampoco fue gratuito el hecho de haber escogido como cámara de origen el Senado, en donde la experiencia del coordinador de la bancada de Morena, Ricardo Monreal, resultaba un factor importante para maniobrar y sacar adelante el paquete completo de la reforma al Poder Judicial con todo y una controvertida ampliación de períodos más allá de los establecidos en la Constitución. Librando la etapa del Senado, la aprobación en la Cámara de Diputados, era de mero trámite ante la aplanadora morenista.
El debate en la Cámara Baja sirvió para desahogo del bloque opositor al que se sumaron diputados del Partido Encuentro Social, con un final, sin sorpresas. Y aunque se dijeron muchas verdades y se aportaron razones técnicas y legales sobre la inconstitucionalidad de la reforma y, en contra, nadie pudo aportar fundamentos jurídicos ni solidez a favor del contenido del artículo 13 transitorio, la reforma se aprobó, inclusive, con el reconocimiento por parte de algunos diputados de Morena sobre la inconstitucionalidad del precepto.
Cuando uno escucha los argumentos que expuso el coordinador parlamentario de Morena, diputado Ignacio Mier, para justificar la reforma del multicitado artículo transitorio, se entiende porque la tarea pesada para el éxito de esta reforma inconstitucional se la hayan encomendado al senador Monreal. Según este diputado, cuya función como legislador es, precisamente, producir y elaborar las leyes, que son la base indispensable para la aplicación de la justicia, dijo que “entre derecho y justicia, un transformador, un liberador, un revolucionario, opta por la justicia… el conservadurismo opta por el derecho…”
Este sabio legislador supone que hay una justicia absoluta y válida para todos, y que las leyes sólo sirven para obstaculizarla. A qué justicia y según quién determina lo que es justo, si no es a través de lo que los ordenamientos jurídicos establecen para que, el término justicia, abarque el mayor acuerdo posible de un conglomerado, en un tiempo y lugar determinados y exista como concepto de referencia y respeto. Una elaboración de los legisladores que se puede modificar bajo reglas previamente establecidas para evitar, justamente, voluntarismos tóxicos, sorpresivos e indeseables.
Ciertamente el ministro Arturo Zaldívar le hace falta a la 4 T para que transiten su transformación sin demasiadas dificultades. En un estilo muy sui generis de gobernar, se han promovido leyes y reformas sin cuidar su legalidad y, una mayoría de las más importantes, duermen el sueño de los justos en la Corte por haber sido impugnada su constitucionalidad, sin que el Tribunal haya emitido dictaminen alguno. Se habla de alrededor de 20 casos que en algún momento tendrán que resolverse y muchos de ellos se irán a tribunales internacionales, lo que alterará planes de gobierno.
Con la ampliación de la presidencia del ministro Zaldívar, en franca contravención a lo ordenado en la Constitución, parece que Morena apuesta su resto a la posibilidad de que, si procede la prórroga de la permanencia en el cargo de presidente de uno de los tres Poderes de la Unión, como lo es el Judicial Federal, no habrá razón para impedir extender el período del mandato del presidente de otro de los poderes, el del Ejecutivo. A fin de cuentas, el argumento de que sólo sus titulares garantizan la continuidad del proyecto, podría esgrimirse para ambos casos.
¿Y la Constitución?, luego la ajustamos a modo.
Abril 29 de 2021