Por Jesús Michel Narváez
Fue electo por el Senado de la República para formar el grupo de los 11 que juran ser garantes de la Constitución. Es en la Suprema Corte de Justicia de la Nación en donde se preservaba cierto contrapeso en el equilibrio de poderes, lesionado por el control político -de alguna manera metaconstitucional- del Legislativo. De pronto, por una orden ejecutiva -que en México no se utiliza como en Estados Unidos-, se quebró el dique de la justicia para dar paso al agravio más grave al marco jurídico nacional.
Arturo Zaldívar Lelo de Larrea traicionó a su máxima autoridad: La Constitución Política de los Estados Unidos y, al mismo tiempo, perdió la dignidad. Pasará a la historia como el ejecutor de lo que podría ser equiparable a un “Golpe de Estado contra el Poder Judicial de la Federación”. Hay quienes dicen que tienen visos a lo realizado por Ernesto Zedillo Ponce de León en el primer mes de su mandato, cuando envió la iniciativa que modificó la composición de la Corte, con el peso específico de haber dejado al país sin Poder Judicial Federal por más de un mes. Sin embargo, podría no haber similitud. Tiempos distintos y presidentes con ideas diferentes. Aquel no tenía en su agenda política llegar a sentarse en la Silla del Águila. Para el de ahora era una obsesión que se ha convertido en la destrucción de las instituciones.
Cuando perdió las elecciones en 2006, mandó al diablo a las instituciones. Hoy hace realidad su amenaza: no las respeta y las destruye sin rubor alguno.
Vienen tiempos peores que los de la pandemia. Porque la que padeceremos en el futuro muy cercano tiene que ver con la democracia y por su fragilidad -está en construcción y no se ha solidificado- puede ocurrir que a través de un mañoso artículo transitorio el mandato del pueblo se vaya al diablo. Los ciudadanos que votaron por él lo hicieron para que cumpliera un mandato de seis años. Ni uno más. Y por la reforma constitucional, el ejercicio de Andrés Manuel López no será de 72 meses. Será de 70.
Probablemente en su retorcida mente considere que le “robaron dos meses” y que en ellos habría terminado de destruir todas las instituciones y habría logrado imponer su proyecto de gobierno. Por ello, viola flagrantemente la Constitución -¡qué lastima que en México no se aplique la sanción de cárcel y destitución del cargo cuando se comete perjurio!- y activa el laboratorio de legislativo para “respetar la Constitución”, no reelegirse, pero sí “ampliar su mandato”.
México debería estar de luto. El Gobierno ya comenzó a cavar la fosa en la que sepultará años de lucha por las libertades y la democracia. Tiene el tiempo suficiente para hacerlo.
Hay todavía dos vías de salvación: las elecciones de 2021 y la consulta para la revocación de mandato en 2022.
Fundamental el resultado de junio próximo. De ahí dependerá la salvación de la Patria. Y no es exageración. Es la realidad que vivimos y que ha hecho que los políticos pierdan, si alguna vez la tuvieron, la dignidad
Zaldívar es el más acabado ejemplo de la indignidad.
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