Por Jesús Michel Narváez
De ninguna manera deseo ni pretendo que el gobierno federal fracase con la vacunación.
Sin embargo, la realidad habla más que los discursos del presidente, el canciller y el secretario de Hacienda.
De entrada, los proveedores han incumplido con sus entregas. De salida, hay almacenadas cuando menos 4 millones de inoculantes.
Para Arturo Herrera, el titular de las finanzas públicas, juega con las palabras: México está a punto de “entrar a la salida” del Covid-19 y en algunos meses -es su óptica no la de nadie más- estará en niveles económicos similares a antes de la pandemia.
El discurso, bonito pero irreal, apunta a que finalmente llegará el final. Contrasentido absoluto. Si es el final es el fin. ¿O no?
Pero el señor Herrera, que poco habla de las finanzas públicas e igual que el canciller Marcelo Ebrard dedica su mayor tiempo a hablar de las vacunas. De Exteriores ni tocar el punto porque se refiere todo a reclamos.
Con Herrera pasó algo inaceptable: acudió a Chicago no para representar a México en algún foro o a entrevistarse con funcionarios de su área. Fue a entregar tarjetas del Banco del Bienestar a los migrantes. No se informó el número de plásticos que está en manos de quienes se encuentran en Estados Unidos, legal o ilegalmente, y que realizan los envíos que el presidente llama “benditas remesas”.
¿Qué tiene qué hacer el responsable de los dineros públicos entregando tarjetas del Banco del Bienestar?
Sin duda cambió de chaqueta y ahora es promotor del voto.
No se entiende de otra manera su presencia en Chicago.
Dirán en Palacio Nacional que no se viola el proceso electoral, porque la veda comienza el 4 de abril.
Dirán que la acción del señor Herrera obedeció a cumplir el compromiso de darles las tarjetas del banquito para que sus dólares se los paguen a mejor precio.
Dirán misa, pero lo cierto es que se trató de un evento proselitista en busca de los votos de los migrantes.
Ignoro si el vapuleado INE, del que Mario Delgado pidió su “extinción” -o se alinea o se muere- tenga en mente alguna medida cautelar para el personaje que despacha en el ala norte de Palacio Nacional, y al que le han quitado su salón de lujo: el Tesorería… desde ahí se difunde la doctrina amliana.
Seguramente los consejeros se harán primos del ganso y como patos solamente dirán cual, cua, cua. Es el parpeo de los plumíferos.
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