*¿No qué no?… 27 Pesos Litro de Premium
Por Jesús Michel Narváez
Juraba por ésta que nunca habría gasolinazos.
Como siempre, la mentira cae por su propio peso.
A partir de ayer, la Premium perdió el estímulo fiscal y el consumidor tendrá que pagar sin subsidio alguno.
Los precios hasta el jueves fluctuaban entre 24.18 y 24.50. El subsidio representa cerca del 5 por ciento del valor de venta. En la pasada quincena, cuando se disparó la inflación, los combustibles influyeron en 3.97 por ciento, misma cantidad que se incrementó para el consumidor.
Al retirar el subsidio -IEPS de cuyo gravamen se descuentan utilidades de los gasolineros- la lógica elemental no la científica conlleva a concretar: ¡HABEMUS GASOLINAZO!
De acuerdo con el reporte de la inflación de la pasada quincena dado a conocer por el Banco de México, en el crecimiento de la misma participaron los combustibles que desde su quinto lugar presionaron con 3.67 por ciento el rango inflacionario, que por primera vez desde mayo de 2018 rebasó el rango estimado por la institución bancaria de 3+1-1 para promediar como máximo 4 por ciento y como mínimo 3.
Sin embargo, y con los números oficiales, en Palacio Nacional se rechazo que el incremento de 3.67 por ciento se hayan iniciado los gasolinazos.
Los precios dicen lo contrario.
¿Cuáles podrían ser las razones para el retiro del subsidio?
A.- Evitar que quienes carguen gasolina desde ahora para irse de vacaciones y recaudar el total del IEPS
B.- Que a las finanzas públicas le haga falta dinero, al agotar los recursos en solamente tres meses del presente año.
C.- Que ya se acabaron todos los guardaditos vía fideicomisos y no hay para dónde hacerse.
Será el sereno, dice el de enfrente, la realidad está a la vista: ¡HABEMUS GASOLINAZO!
Y aunque en la burbuja palaciega se insista en que no hay descontrol inflacionario, en las últimas dos semanas tortilla, huevo, carne, pollo, leche, arroz, frijol, jamón, pan de dulce, enlatados, salchichas, jitomate, cebolla, chile y quesos, entre otros muchos que forman la canasta básica elevaron sus precios.
Y las gasolinas, las que consumen los fifís con sus lujosos autos de millón de pesos y más, no son la excepción, aunque su participación en la inflación obtenga el quinto lugar.
Lo dicho comendador: en materia económica los números les cuadran a los que manejan el poder público y menos a los acólitos que son incapaces de siquiera levantar la mirada cuando escuchan las órdenes. Siempre con el rostro abajo y prestos para la caravana monárquica.
Seguramente, por la religión que profesa, el presidente no sabe que es pecado capital jurar en vano.
Pero eso es cosa etérea. La visible, la materia, lo dice: HABUMUS GASOLINAZO.
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