Por Jesús Michel Narváez
Aquello de “cambiar la estrategia” para combatir a los criminales y amenazarlos con acusarlos con sus mamás y abuelitas, no deja de ser un mal chiste a dos años y 3 meses de gobierno.
Aquellas frases de “abrazos no balazos”… “guácala”… “caca”… y demás lindezas del florido lenguaje presidencial quedaron para la mala historia hasta ahora contada.
Para nadie es un secreto que el crimen organizado y los narcotraficantes controlan vastas zonas del país y son quienes imponen candidatos desde presidentes municipales y síndicos hasta gobernadores o funcionarios de alto nivel. Se habla de que en el Gobierno federal también “tienen sus peones” moviéndose en el tablero del ajedrez político.
La historia no es nueva. Viene de décadas. Pero la presencia de los criminales se expandió a partir de Vicente Fox, que no supo enfrentarla y cuando Felipe Calderón arribó a la Silla del Águila “haiga sido como haiga sido” se declaró la guerra contra los narcotraficantes –aún no se “descubría” el calificativo de crimen organizado- y los enfrentamiento con las fuerzas federales aumentaron sustancialmente.
Enrique Peña Nieto no cambió la estrategia y mantuvo a los efectivos militares, de marina y de la Policía Federal como los integrantes del “dique” que habría de contener las acciones de los criminales.
A la llegada de Andrés Manuel López “todo cambió no para ser igual sino peor”.
La admisión de la nueva secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez de que los estados de Veracruz, Sinaloa, Morelos, Guerrero, Michoacán y Jalisco el crimen organizado se inmiscuye en los procesos electorales, es de suma gravedad. (De 6 entidades, 2 están gobernadas por Morena y su aliado el PES; 2 tienen mandatarios del PRI, 1 del PRD y 1 de Movimiento Ciudadano).
“En algunas regiones el crimen designa, está intentando designar, candidatos de áreas completas de los municipios tomando el control de las finanzas, extorsionan y piden moches, diezmos tanto a gobierno como a proveedores”, expresó en la conferencia matutina del jueves con motivo del “informe mensual sobre violencia e inseguridad”. Y añadió: “En otros estados bloquean a candidatos o partidos políticos que no responden a sus intereses”.
¡Vaya descubrimiento!
Porque medio México sabe cómo se mueven los criminales y bajo su oferta: “Plata o Plomo”, en el 99 por ciento de los casos, la compran quienes en el futuro asumirán cargos de elección popular.
Como parte del descubrimiento, la funcionaria informó saber que “… el nivel de gobierno más vulnerable es el municipal, más aún cuando están en zona de influencia del crimen organizado, de cuello blanco, por ello es necesario actuar con una guía clara”.
Para elogiar a su jefe, que de todo culpa al pasado y nunca reconoce los avances que se lograron, Rosa Icela Rodríguez sacó de su ronco pecho las siguientes palabras: los candidatos eran cooptados -¿ya no?- y se controlaban elecciones mediante campañas de miedo porque “se heredó el partido de la delincuencia organizada y de cuello blanco”.
Sin duda ¡malditas herencias!
Ah, cómo las disfruta el presidente del pueblo bueno. Aunque la rola diga: Plata o Plomo”.
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