El Golpe de Estado que Pudo Cambiarlo Todo
Por Horacio Armando Hernández Orozco
“23-F”, película española dirigida por Chema de la Peña y protagonizada por Paco Tous (Antonio Tejero), Juan Diego (Alfonso Armada), Fernando Cayo (Rey Juan Carlos I), Ginés García Millán (Adolfo Suárez), Luis Marco (Jaime Milans del Bosch), Juanma Lara (Juan García Carrés) y José Manuel Seda (Felipe González), cuyo estreno fue en 2011.
El teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero y sus hombres mantienen como rehenes a los diputados, el Rey Juan Carlos I, desde su despacho, intenta contener al ejército y organizar las fuerzas civiles; mientras, los generales Jaime Milans y Alfonso Armada mueven un complejo entramado que pone en grave riesgo la democracia española.
Basada en el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 en España, la cinta trata de revelar lo que ocurrió en aquella tarde, pero tan confusa fue la realidad, que a cuarenta años de lo sucedido sigue sin saberse la verdad del levantamiento militar.
UNA JOVEN DEMOCRACIA
En el Palacio de las Cortes se lleva a cabo la votación para la investidura del candidato a la Presidencia del Gobierno, Leopoldo Calvo-Sotelo, de la Unión de Centro Democrático (UCD), cuando se escuchan disparos e irrumpe en el recinto el teniente coronel Antonio Tejero junto con un numeroso grupo de guardias civiles, al grito de “Al suelo todos”.
La muerte del generalísimo Francisco Franco en 1975 marcó el inicio de la transición española; en noviembre de 1975 Juan Carlos I fue proclamado rey de España y en 1976 Adolfo Suárez fue nombrado presidente del Gobierno; para 1977 se celebraron las primeras elecciones democráticas.
Así quedaban atrás treinta y siete años de dictadura franquista y daba inicio un estado democrático con la Constitución de 1978, y tras las primeras elecciones constitucionales, Suárez formó su tercer Gobierno en abril de 1979.
Una joven democracia que en sus primeros años de vida sufriría un golpe de Estado, algo muy parecido a lo sucedido en México, cuando Francisco I. Madero fue elegido presidente, cargo que ejerció desde el 6 de noviembre de 1911, y poco más de un año después, en 1913, fue traicionado y asesinado junto con el vicepresidente José María Pino Suárez, como resultado del golpe de Estado, conocido como Decena Trágica, dirigido por Victoriano Huerta.
UN REY CONFUNDIDO
El rey Juan Carlos I, estando en el Palacio de la Zarzuela, es informado de lo que está sucediendo en el Congreso, así desde su despacho intenta contener al ejército y organizar las fuerzas civiles, para ello, aconsejado por su secretario, Sabino Fernández Campo, decide formar un Gobierno provisional de subsecretarios, presidido por Francisco Laína, director de la Seguridad del Estado.
Es obvio que la intención de ejecutar el golpe de Estado en el Palacio de las Cortes, tenía como fin crear un vacío de poder, pues esa tarde del 23 de febrero se votaría por el nuevo Presidente de Gobierno, así que con la toma del hemiciclo parlamentario se secuestraba a los poderes ejecutivo y legislativo, y ante esta ausencia de gobierno se pretendía generar un nuevo poder político, tan es así que el teniente general Jaime Milans del Bosch, capitán general de la III región militar, proclamó en la ciudad de Valencia un estado de excepción.
Los golpistas no querían acabar con la monarquía ni con un régimen democrático, su propósito era instalar un gobierno conformado con militares presidido por el general Armada, aunque también se mencionaba al propio Milans para presidirlo; esta situación se deja entrever en las pretendidas entrevistas que quería hacer Armada con el rey, pero que Fernández Campo impidió, o bien con la plática que tiene Tejero con el propio Armada.
UN CIVIL EN LA TRAMA
Tejero recibe una llamada de Juan García Carrés, quien le informa que la II región militar (Sevilla), la III (Valencia), la IV (Barcelona) y la V (Zaragoza) se habían sublevado y apoyaban el nombramiento de Jaime Milans del Bosch como presidente del Gobierno, siempre alentando la sublevación con un “Que viva España”, a lo que Tejero responde “Pues claro, es por España”.
García Carrés fue dirigente del Sindicato Vertical de Transportistas en la dictadura franquista, durante la transición democrática se vio implicado en distintos casos de violencia de la ultraderecha, entre ellos la matanza de Atocha de 1977, por la que fue llamado a declarar.
Proporcionó los autobuses con los que los guardias civiles se desplazaron para asaltar el Congreso; fue detenido el 24 de febrero y puesto a disposición judicial el 28, tras la escucha de las conversaciones telefónicas mantenidas entre Carrés, Antonio Tejero, Milans del Bosch y otros.
En estas grabaciones aseguró que el diario ultraderechista El Alcázar publicaría el día 24 un manifiesto de apoyo al golpe y aseguró a Tejero que se ocuparía de su familia en caso de un «desenlace fatal»; el filme se ocupa de este punto en la escena en que Carrés habla con la esposa de Tejero.
La investigación oficial respecto a los civiles participantes en el golpe nunca fue rigurosa, siendo el único civil condenado Juan García Carrés.
LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
A la una de la madrugada del 24 de febrero, el rey Juan Carlos I, vestido con uniforme de capitán general de los Ejércitos, se dirigió a la nación por televisión para situarse en contra de los golpistas y defender la Constitución española; poco después, Milans dio la orden de regresar a sus unidades a los contingentes militares que ocupaban Valencia; el secuestro del Congreso terminó al mediodía.
Desde la toma del Congreso, el papel de los medios de comunicación fue fundamental, pues todo un país vivió al pendiente de la radio y la televisión; Pedro Francisco Martín, operador de Televisión Española, grabó más de media hora del momento, aportando un documento audiovisual sobre el fallido golpe de Estado.
Esa noche es conocida como “la noche de los transistores”, gracias a que la Cadena SER continuó emitiendo y una buena parte de la población la pasó conectada a la radio siguiendo los acontecimientos, ya que el técnico Mariano Revilla y el cronista Rafael Luis Díaz relataron el asalto desde el interior del Congreso y consiguieron dejar micrófonos conectados para grabar el sonido ambiente.
Es así como se sabe que Tejero tuvo conversaciones con Adolfo Suárez, presidente de transición, y con el líder de la oposición y secretario general del PSOE, Felipe González.
En total doce miembros de las Fuerzas Armadas, diecisiete miembros de la Guardia Civil y un civil fueron condenados; el Tribunal Supremo condenó a 30 años de cárcel a Milans, Tejero y Alfonso Armada como principales responsables del golpe de Estado, que finalmente fueron reducidas por penas de entre 1 y 7 años menos la de Tejero que duró 15 años.
Se dice que durante esas diecisiete horas y media hubo tres golpes: uno duro, promovido por el teniente general Milans del Bosch en Valencia, uno blando, promovido por el general Armada, en aquel momento hombre de confianza del rey en el Palacio de la Zarzuela, y uno idealista, promovido por el teniente coronel Tejero en el Palacio de las Cortes, quien tardó en entender que lo habían utilizado, pues todos los condenados fueron indultados o puestos en libertad antes del año 1990, menos uno: el propio Tejero.
Los politólogos cuestionan la versión oficial de los hechos, pues un militar de confianza del monarca participó y otro después del mensaje televisivo regresó tranquilamente al cuartel, pero ¿tendría algo que ver en todo esto el rey Juan Carlos I?
La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…