Por Jesús Michel Narváez
Nada más acertado para definir la crisis eléctrica que aplicar el refrán: mal empieza la semana al que ahorcan en lunes.
Porque justamente el lunes se agudizó el viacrucis para millones de habitantes de cuando menos cinco entidades ubicada en el norte del país y en las que las nevadas han hecho descender los termómetros hasta 6 grados bajo cero.
Una crisis que desata otra: el racionamiento en el uso de la electricidad. Y pedida no por cualquier ser humano como usted y yo a quien nadie nos escucha. No, señor, la solicitud provino del residente de Palacio Nacional, que nos repitió la receta de la escasez de combustible hace ya dos años.
Él ya conocía el problema, solo que no “quiso alarmar a la población” porque lo sabía desde la semana pasada. Sí engaña. Sí miente.
“No quise decir que cuidáramos el consumo de energía en estos días. Ahora lo hago, sobre todo en los horarios de mayor consumo”. Y es que en su conferencia recalcó que ya se conocía el tamaño del problema que se avecinaba. Ahora “sugiere” bajar el consumo –no indica si a nivel nacional o solamente en las ciudades y Estados afectados- en las horas pico “que son entre las 18 y las 23 horas, estos nos va a ayudar”.
Mientras el mensaje calaba “hondo y profundo” como diría Francisco Rubiales conocido popularmente como Paco Malgesto, porque millones de televidentes se perderán sus “creativas e informativas telenovelas”, del otro lado de la mesa el director de la CFE, Manuel Bartlett Díaz, se auto halagaba y calificaba de “una hazaña” sustituir el gas natural para evitar la paralización del sistema eléctrico en nuestro país.
¿Hazaña dejar sin energía a cientos de miles de hogares en donde el frío penetraba hasta calar los huesos?
Durante una conferencia de prensa, el titular de la Comisión Federal de Electricidad comentaba que se puede decir, con orgullo, que mediante el esfuerzo de los trabajadores de todo el país, “hemos podido sustituir ese vacío que deja ese gas que no ha llegado al país mantener el fluido eléctrico”.
Nadie, ni el presidente López ni la secretaria Rocío Nahle y tampoco Bartlett, admiten que los proyectos neoliberales para almacenar gas fueron abandonados al iniciar esta administración. Y más aún: nada se ha hecho para aprovechar el gas proveniente del subsuelo y que viene asociado con el petróleo. Se quema. Se manda al cielo. Se contamina el espacio mexicano.
Sin duda que el manejo de la información es torcido. Porque no se dio a conocer que tipo de combustibles se quemaron para sustituir al gas. No hay mucho para donde hacerse: o fue carbón o combustóleo. La leña no da para tanto.
Y lo que levanta más sospechas de la mala operación de la empresa “improductiva” del Estado, es que para sustituir el gas de Texas se hayan comprado cuatro barcos de gas –el contenido, por supuesto- en otros lares del mundo. ¿Quizá Venezuela?… ¿Rusia?… ¿Irán?… Vaya usted a saber con costos que obligarán a la CFE a elevar sus costos que serán repercutidos a los consumidores.
Lo otro verdaderamente grave es que el presidente haya ocultado la crisis que ya sabía llegaría. No Mentir, no Engañar y no Robar es su lema. ¿Cómo llamaría ocultar la información que tenía como el “hombre mejor informado de México”?
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