Este domingo 31 de enero inició la suspensión de vuelos anunciada por Canadá con México y el Caribe para intentar controlar la llegada al país de nuevas variantes de COVID-19.
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, basó la suspensión de los vuelos con los destinos turísticos más populares entre los canadienses en el continente americano como parte de una nueva serie de medidas para desalentar los viajes internacionales.
Trudeau justificó la decisión al señalar durante una rueda de prensa que “con los problemas a los que nos enfrentamos con el COVID-19, tanto domésticamente como en el extranjero, todos estamos de acuerdo que ahora no es momento para estar volando”.
Las autoridades canadienses han conseguido que las compañías que vuelan al Caribe y México (Air Canada, WestJet, Sunwing y Air Transat) suspendan sus vuelos a la región desde el domingo hasta el 30 de abril. Las compañías aéreas solo estarán autorizadas a repatriar canadienses que se encuentran en estos momentos en esos destinos.
Además, todos los vuelos internacionales solo podrán aterrizar en cuatro aeropuertos canadienses: Toronto, Montreal, Vancouver y Calgary.
Trudeau también anunció que en el futuro obligará a todas las personas que vuelen a Canadá que se sometan a una prueba PCR en el aeropuerto de salida, lo que obligará a los viajeros a permanecer en un hotel aprobado por las autoridades canadienses durante tres días antes de abordar su avión.
En las próximas semanas, Canadá también exigirá a los viajeros no esenciales que llegan a través de los pasos fronterizos terrestres con Estados Unidos un resultado negativo de PRC para poder entrar en el país.
Trudeau afirmó que estas medidas son “duras” pero necesarias para limitar al máximo los viajes internacionales.
Desde el inicio de la pandemia, alrededor de 8.6 millones de personas, sin contar trabajadores esenciales como conductores de camiones procedentes de Estados Unidos, han llegado a Canadá procedentes del extranjero
Las nueva restricciones fueron anunciadas tras semanas de presiones por parte de autoridades regionales que han visto cómo el número de casos en el país se han disparado a pesar de las medidas de confinamiento implementadas en muchas de las provincias canadienses.
La provincia de Ontario advirtió que la llamada variante británica del coronavirus será la dominante para marzo si no se consigue controlar su transmisión.