Por Alberto F. Mena Mallen
Cada que reviso las redes sociales, Facebooks, Twitter e Instagram, asi como el correo, veo con tristeza que a diario hay noticias de la muerte de muchas personas, amigos entrañables, familiares de los mismos, parientes cercanos y lejanos y los comentarios que hacen de voz en voz, están rayando ya en la ciencia ficción por lo criminal que resulta esta pandemia y la forma como el gobierno la ha administrado, por lo que se puede decir que éstas ya son el cementerio y el obituario de la 4t.
Está claro que los propios gobernantes tienen la necesidad de ver positivamente sus resultados en este asunto y que así lo publiciten, aunque sea dando a la población “otros datos” que muchos no creen porque la maldita realidad los desenmascara o “encuera”, o en su caso mintiendo, no importa que dicha realidad demuestre lo contrario.
Hay historias desgarradoras que mueven los sentimientos, muchas de ellas relatadas por medio de dichas redes sociales, o incluso los medios de comunicaciòn tradicionales como la televisión y los escritos o por conducto de los familiares y que muestran los errores y lo mal que operan quienes tienen la responsabilidad de dar respuestas positivas a la ciudadanía. No hay un mensaje claro y congruente hacia la población y ello se rerfleja en los dicursos que han dado las autoridades desde que inició la pandemia, a casi un año de encierro para miles.
Hay muchos ejemplos en la vida real y cercana a cada una de las familias. El hermano –de 62 años-, de 10 que integran una familia acaba de morir por un coma diabético y como vivía solo, no hay datos del por qué de su fallecimiento. Se habla de que no se cuidó, o de que no se aplicò la insulina, o había carencia de este producto o de plano no tenía dinero para comprarla.
Ese es otro daño colateral de la pandemia, ya que muchas enfermedades no han sido tratadas desde que la mayorìa de los hospitales se convirtieron en Covid-19 –marzo del 2020-, y muchos ciudadanos con otros males se quedaron sin atenderse y sin medicinas, porque “no las tienen” en las farmacias del sector público. Aparte de que disminuyeron las citas médicas tradicionales o mensuales, aunque si se realizan las urgencias.
Y ahí no quedó el problema, ya que se agregan los trámites a realizar como el acta de defunción y la inhumación, ya que los familiares se pusieron manos a la obra para localizar algun panteón que lo recibiera y más cuando se tuvo que esperar varios días para que pudiera cremarse el cuerpo de esta persona.
Otro de los daños colaterales es la velación de la persona fallecida, ya que no permiten que se reunan los familiares en su entierro y solo una puede estar con él. Hay un enojo de estas familias para aquellos que no toman en cuenta las indicaciones de la autoridad y se reúnen en fiestas y pachangas algunas clandestinas, que provocan más contagios y saturación de hospitales.
Y ahora nos dan la noticia de que se cedieron vacunas a la ONU para que países pobres tengan oportunidad de vacunar a sus poblaciones y las redes activas como están, señalan que “esta ondita de que “Se cedieron las vacunas” se va a caer sola en unos pocos días. Esperen. O no se han comprado O no se han dado los anticipos O no hay dinero para pagar O estamos al final de la cola para la entrega”. Y aparecen las dudas, los cuestionamientos y las malas interpretaciones hacia un gobierno que no informa adecuadamente a los mexicanos, por las reservas que hicieron de la informacòn.
Igualmente existe el mensaje de que las vacunas de Pfizer son las que se utilizan en su tercer procedimiento para que sean aprobadas y que por eso son gratis. El caso es que se agranda la desinformación por la falta de aclaración de las autoridades encargadas de su aplicación lo que provoca que exista un comportamiento disparejo entre los ciudadanos.
También surgen otras dudas cuando se informa de que en Noruega solicitan información más amplia y destallada sobre dichas vacunas, -las de Pfizer-, ya que han muerto más de 20 ancianos luego de que se les aplicó, aunque señalan que ya tenian morbilidades que es probable que causaran su fallecimiento.
El debate que existe, incluso hasta ahora, -se dio previamente-, en el sentido del por qué las autoridades no aplicaban medidas más estrictas a la población para evitar el aumento de los contagios del Covid-19, como el establecer el cubrebocas obligatorio y aplicar sanciones para quienes no lo utilizaran se ha quedado atorado por la reticencia del presidente y de su subalterno en el sentido de mostrarse más enérgicos para llevar a cabo estas medidas. Solo se les conoce el “quédate en casa”, “mantén la distancia” y hasta luego de muchos meses “ponte e cubrebocas”.
En Japón, por ejemplo, utilizan el sistema del respeto a las decisones de la población y como aquí, no aplican medidas restrictivas o punibles, sino que invocan a la educación, el respeto y la cultura de los ciudadanos, de lo cual como mexicanos, carecemos, por nuestro comportamiento errático y sin ton ni son, indisciplinados, y faltos de ética.
El caso es de que los contagios se incrementaron hasta el nivel de que se saturaron los hospitales, para aquellos que quieren o tienen necesidad de acudir a ellos para lograr salvar sus vidas, a pesar de que los contagios iban creciendo, muchos mexicanos no hicieron caso de tomar las medidas y como consecuencia hay mas muertes.
Las autoridades están en la encrucijada de permitir la apertura de negocios ante la crisis económica que se agudiza con el desempleo y la falta de un comercio adecuado que genera baja producción y bajo intercambio monetario. El futuro no se ve promisiorio y si, por el contrario, hay nubarrones que esperamos no inunden a los mexicanos, como sucediò en Tabasco, que por malas decisiones les maltrataron su vida.