El papa Francisco pidió hoy un periodismo valiente, que acuda al encuentro de las personas y de las historias, y abogó por controlar el “evidente” riesgo de las noticias falsas por internet, especialmente en tiempo de pandemia.
En su opinión los medios ofrecen más espacio a “una información preconfeccionada”, cada vez menos capaz de interceptar “la verdad de las cosas y la vida concreta de las personas” o de “recoger los fenómenos sociales más graves”.
“La crisis del sector editorial puede llevar a una información construida en redacciones, frente al ordenador, en los terminales de las agencias, en las redes sociales, sin salir nunca a la calle, sin ‘desgastar las suelas de los zapatos’, sin encontrar a las personas para buscar historias”, alertó, parafraseando al periodista español Manuel Lozano Garrido, fallecido en 1971 y beatificado en 2010.
Ante este escenario Francisco agradeció la valentía de tantos informadores que tienen “la capacidad de ir allá donde nadie va” para mostrar la realidad.
Solo de este modo, indicó, se pueden conocer “las difíciles condiciones de las minorías perseguidas en varias partes del mundo” o los abusos e injusticias contra los pobres o el medioambiente.
Esto es especialmente importante en la pandemia de coronavirus y en el reparto de vacunas y medicamentos pues existe el riesgo de contarlo “desde los ojos del mundo más rico”, ignorando a los países más pobres.
“¿Quién nos hablará de la espera de curación en los pueblos más pobres de Asia, de América Latina y de África? Así, las diferencias sociales y económicas a nivel planetario corren el riesgo de marcar el orden de la distribución de las vacunas contra el COVID-19″, alertó.
Pero los estragos económicos de la pandemia han llegado también a los países “más afortunados”, donde el drama de las familias que han caído en la pobreza sin embargo queda “en gran parte escondido”.
Francisco valoró la contribución de internet, que permite multiplicar la capacidad de contar y compartir historia, y ofrecer información “de primera mano y oportuna”, especialmente útil en momentos de emergencias.
Sin embargo avisó de “los riesgos de una comunicación social carente de controles”.
“Hemos descubierto, ya desde hace tiempo, cómo las noticias y las imágenes son fáciles de manipular, por miles de motivos, a veces sólo por un banal narcisismo. Esta conciencia crítica empuja no a demonizar el instrumento sino a una mayor capacidad de discernimiento y un sentido de la responsabilidad más maduro”, dijo.
Y agregó: “Todos somos responsables de la comunicación que hacemos, de las informaciones que damos, del control que juntos podemos ejercer sobre las noticias falsas, desenmascarándolas. Todos estamos llamados a ser testigos de la verdad: a ir, ver y compartir”.
Pues, según concluyó, “en la comunicación, nada puede sustituir completamente el hecho de ver en persona”, ya que “algunas cosas se pueden aprender sólo con la experiencia: No se comunica, de hecho, solamente con las palabras, sino con los ojos, con el tono de la voz, con los gestos”.