*Del Ataque a las Torres Gemelas, al Intento de Golpe de Estado
*El Demócrata Encontrará un País Dividido, Dolido, Herido
*Joe irá Tras la Unidad, la Salud y la Reducción de la Discriminación
*También Atender la Migración y Retornar a los Acuerdos Mundiales
*Covid-19: Veneno Contra el que Trump no Tuvo Antídoto
*Y Desde Mañana, México Estará en el Filo de la Navaja
Por Gerardo Lavalle
Para Estados Unidos el Siglo XXI no ha sido lo mejor en su historia.
Vulnerada su seguridad interior por el ataque a las Torres Gemelas en septiembre de 2001.
Y 20 años después, su democracia, una de las primeras del mundo moderno a partir del Siglo XVII, sufrió el embate que puso en riesgo su libertad.
Junto a la insólita crisis política, la crisis sanitaria a causa del coronavirus, colocó a la mayor potencia mundial, en el primer lugar de fallecidos y de contagiados.
En dos décadas, Estados Unidos ha sido gobernado por 2 presidentes republicanos y uno demócrata y a partir de mañana se empatarán los cartones: 2 y 2 con el arribo de Joe Biden, a quien su antecesor, Donald Trump, nunca reconoció.
El hombre que protestará mañana como el 46 presidente norteamericano, encontrará un país dividido, dolido, herido, y tendrá que atender los retos fundamentales: buscar la unidad, no la unanimidad, reducir la discriminación, atender la migración, volver a los acuerdos mundiales, generar empleos, recuperar la política exterior y tratar de fortalecer la democracia que resistió las puñaladas traperas de un derrotado en las elecciones de noviembre pasado.
Aferrado a no abandonar la Casa Blanca, el 8 de enero convocó a sus fanáticos a “defender la democracia como valientes” y generó la toma del Capitolio el día en que el Congreso –Senado y Cámara de Representantes- calificaba la elección y apuntalaba el triunfo del demócrata, Joe Biden, vicepresidente durante 8 años durante la gestión de Barak Obama (2009-2017).
Por vez primera desde la guerra de secesión en el siglo XIX, un presidente logra dividir al país. Lo partió en dos. Y su colofón fue el asalto al Capitolio, un hecho sin parangón en la historia de la Unión Americana.
Donald Trump, advenedizo en la política, obtuvo el triunfo en 2007 y venció a Hillary Clinton con los votos electorales no así en los populares. Desde su arribo a la casa presidencial en Washington, inició una campaña en contra de organismos internacionales: OTAN, OMS, OMC, entre otros y declaró la guerra comercial contra China, al tiempo que se reunió con el dirigente de Corea del Norte Kim Jong-un y recibió aplausos de Vladimir Putin.
Y 20 AÑOS ATRÁS, BUSH HIJO JURAMENTABA
Estados Unidos de América es considerado como el ejemplo de la democracia, con un sistema electoral complejo y difícil de entender, que ha perdurado desde el 4 de julio de 1776 aunque su constitución ratificada hasta 1788. Y es la segunda más antigua del mundo solamente superada por la del Reino Unido. Durante su vida, solamente ha registrado 27 enmiendas y es la primera Constitución federalista del orbe.
El 20 de enero de 2001, George W. Bush juramento el cargo. Y en su discurso, señaló: “Este día, establecido por las leyes y caracterizado por las ceremonias, celebramos las palabras sabias y perdurables de nuestra Constitución, y recordamos los compromisos firmes que unen a nuestro país. Estoy agradecido por el honor del momento, consciente de los tiempos de gran importancia que vivimos y decidido a cumplir con el juramento que he hecho y del cual han sido testigos.
“En esta segunda asamblea, definen nuestros deberes no las palabras que pronuncio, sino la historia que hemos presenciado juntos. Durante más de medio siglo, Estados Unidos defendió nuestra propia libertad al mantenerse alerta en fronteras distantes. Después del naufragio del comunismo, hubo años de calma relativa, años de reposo, años de descanso, y luego llegó el día del fuego.
“Hemos notado nuestra vulnerabilidad y hemos visto su fuente más arraigada. Mientras en naciones enteras del mundo hiervan el resentimiento y tiranía, propensas a ideologías que alimentan el odio y justifican el asesinato, se acumulará la violencia y se multiplicará el poder destructivo, y cruzarán las fronteras mejor defendidas y representarán una amenaza mortal. Sólo existe una fuerza de la historia que puede acabar con el reinado del odio y el resentimiento, y exponer las pretensiones de los tiranos y reconocer las esperanzas de las personas decentes y tolerantes, y ésta es la fuerza de la libertad humana”. Y había dicho: “Los intereses vitales de los Estados Unidos y nuestras convicciones más profundas ahora son una unidad”.
Con el “yes you can”, un graduado en Harvard, con honores, venció a sus competidores por la candidatura demócrata y ¡ganó!
Habían pasado 8 años desde la primera juramentación de Bush y Barak Obama señalaba en la escalinata del Capitolio: “(…) Hoy nos reunimos porque hemos elegido la esperanza sobre el temor, la unidad de propósitos sobre el conflicto y la discordia. Hoy hemos venido a proclamar el fin de las quejas mezquinas y las falsas promesas, de las recriminaciones y los dogmas caducos que durante demasiado tiempo han estrangulado a nuestra política.
“Seguimos siendo una nación joven, pero, según las palabras de las Escrituras, ha llegado el omento de dejar de lado los infantilismos. Ha llegado el momento de reafirmar nuestro espíritu de firmeza: de elegir nuestra mejor historia; de llevar hacia adelante ese valioso don, esa noble idea que ha pasado de generación en generación: la promesa divina de que todos son iguales, todos son libres y todos merecen la oportunidad de alcanzar la felicidad plena.
“Al reafirmar la grandeza de nuestra nación, somos conscientes de que la grandeza nunca es un regalo. Debe ganarse. Nuestro camino nunca ha sido de atajos o de conformarse con menos. No ha sido un camino para los pusilánimes, para los que prefieren el ocio al trabajo o buscan sólo los placeres de la riqueza y la fama. Más bien, han sido los que han asumido riesgos, los que actúan, los que hacen cosas -algunos de ellos reconocidos, pero más a menudo hombres y mujeres desconocidos en su labor, los que nos han llevado hacia adelante por el largo, escarpado camino hacia la prosperidad y la libertad”.
El primer presidente de raza negra no dejó pasar la oportunidad de hablar de la Constitución:
“En cuanto a nuestra defensa común, rechazamos como falsa la elección entre nuestra seguridad y nuestros ideales. Nuestros padres fundadores, enfrentados a peligros que apenas podemos imaginar, redactaron una carta para garantizar el imperio de la ley y los derechos humanos, una carta que se ha expandido con la sangre de generaciones. Esos ideales aún alumbran el mundo y no renunciaremos a ellos por conveniencia”.
Y OCHO AÑOS DESPUÉS…
Sorpresivamente apareció un personaje ligado a los negocios inmobiliarios, casinos, campos de golf, hoteles. En la escena política se paró frente a los votantes y clamó: “Vamos a hacer de nuestro país grande de nuevo”.
Sí, Donald Trump, utilizando las tablas obtenidas en sus programas de televisión “El Aprendiz”, buscó la Presidencia y la obtuvo sin el apoyo popular pero sí con el del Colegio Electoral.
Su discurso de toma de posesión, bien estructurado, mostró las ambiciones políticas. De entrada, exclamo:
“Nosotros, los ciudadanos de América, estamos juntos hoy en un gran esfuerzo nacional para reconstruir nuestro país y restablecer su compromiso con todo nuestro pueblo. Juntos determinaremos el rumbo de América y el mundo durante los próximos años. Nos encontraremos con retos. Nos encontraremos con dificultades. Pero lo conseguiremos.
“Cada cuatro años, nos reunimos en estas escaleras para llevar a cabo el traspaso ordenado y pacífico de poder, y damos las gracias al presidente Obama y la primera dama, Michelle Obama, por su generosa ayuda durante esta transición. Han estado magníficos. Sin embargo, la ceremonia de hoy tiene un significado muy especial. Porque hoy no solo estamos traspasando el poder de un gobierno a otro ni de un partido a otro, sino que estamos transfiriéndolo de Washington, D.C. al pueblo americano”.
(Mañana miércoles no estará en la toma de protesta de su sucesor, Joe Biden. Y tampoco habrá una primera dama a la que se le agradezca la “generosa ayuda” y menos aún el traspaso ordenado y pacífico de poder).
Pero en su mensaje, Trump remarcaba: “Este es vuestro día. Esta es vuestra celebración. Y este, Estados Unidos de América, es vuestro país. Lo que verdaderamente importa no es qué partido controla nuestro gobierno, sino si la gente controla o no el gobierno. El 20 de enero de 2017 se recordará como el día en el que el pueblo volvió a gobernar este país”.
A diferencia de su mensaje, el 8 de enero mostró que el pueblo no controla al gobierno, sino que el Presidente controla al pueblo).
2020, EL AÑO DE SU TRAGEDIA
En sus cuatro años de gobierno, Trump no hizo de Estados Unidos “…un país grande de nuevo”. Negado a la globalización, con la intención de ser autosuficiente en todos los sentidos, su mandato se distinguió por acciones populistas que no solo afectaron a los menos favorecidos sino a sus “pares de riqueza”, aunque bajo el imperio del poder de Wall Street los que tenían mucho terminaron teniendo más.
Desde finales de 2019, anunció la búsqueda de su reelección. Hablaba de sus logros. De cómo Estados Unidos era respetado por todo el mundo –con excepciones claras como China, Corea del Norte, la Federación Rusa, Cuba, Nicaragua, Venezuela y un largo etcétera- y en algo atinaba: la economía de los estadounidenses estaba mejor que nunca hasta que…llegó el coronavirus, el veneno para el que no tuvo antídoto.
El 2020 fue el año de su tragedia y el 2021 no le ha dado tiempo de digerirla. Los demócratas con Nancy Pelosi como lideresa, encausaron a Trump por “provocar y apoyar la insurrección” y con ello inhabilitarlo para ocupar cualquier cargo público de por vida –que no será demasiado larga-, porque en los planes del que será expresidente a partir de mañana está volverse a presentar para el periodo que iniciará en 2025.
BIDEN Y LOS RETOS HEREDADOS
¿Cuál será la parte toral del discurso de asunción de Joe Biden?
Hasta el momento se desconoce el contenido de lo que leerá en las escalinatas del flagelado Capitolio, pero los observadores y analistas estiman que estará centrado en rescatar el valor de la democracia y en anunciar los retos que le son heredados y tratará de resolverlos.
Acompañado de Kamala Harris, la primera vicepresidenta de color, el nuevo presidente tiene como prioridad atender la pandemia de la Covid-19, frenar los contagios, reducir las muertes y salvar el mayor número de vidas.
Rediseñar la política exterior junto con la recuperación de la dañada economía, forman parte de su agenda inmediata.
Unir a la sociedad, reducir las tensiones raciales, implementar una nueva política migratoria, recuperar el acuerdo nuclear con Terán, y regresar al acuerdo de París para dar cumplimiento a los compromisos de cambio climático, son también asuntos prioritarios para el nuevo presidente de Estados Unidos.
Todos y cada uno de los acuerdos que rompió Trump estarán en revisión y se estima que se buscará regresar a ellos en aras de una política en la que dejan de ser los intereses económicos los que marquen los destinos de la nación más poderosa del mundo.
¿Y CÓMO LE IRÁ A MÉXICO?
Junto con algunos otros países, México se negó a reconocer el triunfo de Joe Biden en las primeras horas del 4 de noviembre de 2020 cuando ya se conocían las tendencias y desde diversos puntos del orbe comenzaron a llegar felicitaciones.
El presidente López se negó a admitir la derrota de su amigo Trump y no fue sino hasta que el Colegio Electoral declaró a Biden presidente electo que le dirigió una carta de reconocimiento.
Sin embargo, el mensaje de Trump pronunciado a la vera del muro de la ignominia, dirigido a su “amigo” López en el que lo elogia de manera desmedida, no parece ser una buena señal de despedida. En Estados Unidos, en el Departamento de Estado, están atentos al comportamiento del gobierno mexicano, sobre todo porque hay incumplimientos con los compromisos contraídos en el renegociado acuerdo comercial conocido ahora como el T-MEC.
La política migratoria que se plantea en el nuevo gobierno que asume mañana, si bien se estima que será menos rígida que la del antecesor, no equivaldrá a faltar a las leyes que rigen en aquella nación. Sin embargo, se ha señalado que se el programad DACA regresará a sus orígenes, que se impedirá la separación de padres e hijos, que se buscará la ciudadanía para 12 millones de ilegales de todas las nacionalidades y que se respetarán sus derechos humanos.
A México probablemente no le vaya del todo bien por la relación “personalísima” –o al menos eso se interpreta en las palabras del que será expresidente y del mandatario mexicano- y porque ante el asalto a Capitolio el presidente López calló.
Cambio de mando y de política en los Estados Unidos de América.
COLOFÓN: EL SIGLO XX DE EU
Apenas 9 meses después de la toma de posesión de George W. Bush, la cacería contra el terrorismo liderado por Osama Bin Landen, orilló a la presencia militar en Afganistán hasta que 10 años después, en 2011, fue hallado y muerto en enfrentamiento con fuerzas de élite. Cinco meses después, Muamar el Gadafi corrió la misma suerte por un “levantamiento” popular que lo asesinó en el poblado de Sirte, en donde se escondía.
En el ínter, en 2006, Sadam Huseín Abdulmayid al Tikriti fue ahorcado en Bagdad. El Medio Oriente se descompuso y las relaciones con Irán se deterioraron al igual que las de Siria, en donde Bashar Háfez al-Ásad gobierna desde hace 21 años y ha resistido todos los embates para derrocarlo.
No solamente ha fracaso en su guerra contra el terrorismo declarada por Bush en 2001. También la elección de 2000 resultó conflictiva. Al Gore, candidato demócrata enfrentó al republicano y el conteo de votos se alargó hasta finales de diciembre. Florida finalmente le dio la victoria al segundo Bush que gobernó Estados Unidos.
Una historia de vuelcos en el Siglo XXI.