Por Jesús Michel Narváez
Lo ocurrido el pasado miércoles en Washington, cuando una turba de fanáticos pretendió, y logró en parte, tomar el Capitolio para que los congresistas –senadores y representantes- revirtieran la victoria de Joe Biden, debe hacer pensar a quienes hoy detentan el poder que de seguir con la política de dividir al país, las consecuencias está a la vista.
Quizá por ello el papa Francisco pidió “proteger los valores democráticos”, al referirse al caso de Estados Unidos.
En lo personal aplicaría el llamado al Gobierno de México.
Si bien es cierto aquí todavía no existe en la política violencia armada –o por lo menos se ha ocultado-, existe la otra y abiertamente: destruir los valores democráticos que han regido a México desde hace tres décadas y gracias a ello Andrés Manuel López llegó a la Presidencia de la República.
Hay que recordar que por la política divisoria que ha implantado y promovido la actual administración, las “tomas” de Palacio Nacional se han vuelto “cotidianas” y no sin violencia. Puertas ancestrales quemadas, muros de 500 años pintarrajeados, balcones grafiteados y choques entre manifestantes y policías. San Lázaro, el Senado y la Suprema Corte no han quedado exentos de los reclamos violentos de feministas, campesinos, jóvenes, empresarios, médicos, enfermeros (as), burócratas, desempleados, mujeres que exigen justifica por los feminicidios y la desaparición de sus hijos.
La pandemia de la Covid-19 toma ya caminos de reclamo; los padres con niños con cáncer y sin fármacos para sus tratamientos, no callan; los indígenas de Chiapas no quieren que la Lacandona sea destrozada y los tabasqueños ambientalistas reclaman la destrucción de 200 hectáreas de manglares en Paraíso.
Vaya, es un cúmulo de reclamos por el desprecio a las leyes, el Estado de Derecho y la intención de concentrar el poder en un solo hombre que no tiene otra meta que la de reducir todo aquello que le haga contrapeso.
Ese es un ataque a la democracia. Es un asalto sin armas pero con poder político.
En su mensaje, el Papa Francisco dijo: “Insto a las autoridades del Estado y a toda la población a mantener un alto sentido de la responsabilidad con el fin de calmar los ánimos, promover la reconciliación nacional y proteger los valores democráticos arraigados en la sociedad estadounidense”.
Palabras que se pueden y deben aplicar en México pero, nada sorprende, el llamado no fue escuchado en Palacio Nacional. Nadie lo escuchó. Nadie lo vio.
Hay una razón de peso: te lo digo a ti Donald para que lo entiendas tu Andrés.
En México, por desgracia, no hay poder humano, no hay inteligencia superior que puede hacer reflexionar al hombre que toma TODAS las decisiones en “nombre del pueblo” aunque sean en perjuicio de todos.
Una lástima que mensajes como el del Papa sirvan solamente para los DEMÓCRATAS y los AUTÓCRATAS los ignoren.
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