Por Jesús Michel Narváez
Hablar de los impresentables es como recordar a los justicieros. Es imaginar a los fortachones ya avejentados pero mostrándose como los “Indestructibles”.
Cuando se confirma la alianza electoral entre PAN, PRI y PRD –extraña que MC se quede fuera- para enfrentar a Morena y aliados (PT, PES y PVEM) en los comicios federales de 2021, surge una definición extraña: no se postulará a impresentables.
“Híjole, diría el de enfrente”. Cómo le harán las dirigencias nacionales y las estatales para encontrar solamente a aspirantes a diputados federales “totalmente presentables”.
En política están los que son. Y aquellos que llevan años dentro de ella y dicen haberse vuelto profesionales “porque es una carrera” no pueden, salvo excepciones, decir que son del todo presentables.
Se entiende que entre políticos no se lean la buenaventura y que soterradamente se digan entre sí “no vas a ser tu… hay por ahí una acusación… mejor quédate quieto y a la próxima”.
Sería una forma de impedir la presencia de los impresentables que, en su momento, actuaron como los viejos fortachones del cine hollywoodense.
Hay que entender, sin embargo, que un político sabe que tener fuero –porque no se los han quitado ni al presidente ni a los secretarios o funcionarios a los que lo arropa- es entrar al camino de la grandeza.
Ahí están los “subyugados” funcionarios de la 4t que otorgan contratos a los familiares del Presidente o de secretarios pares que ayudan con plazas y contratos a los recomendados de enfrente.
Me parece que las oposiciones hacen mal en desacreditar a quienes podrían ganar en los distritos electorales que están pactando. En política no hay inmaculados (das). Hay personas que supieron hacer del ejercicio público un modus vivendi sin caer en la ilegalidad. Pero los enemigos que tienen se encargan de exponerlos públicamente y, como dice el dicho, de la calumnia queda el tizne.
Si la condición para la alianza electoral es la prescripción de impresentables o innombrables, poco lograrán. Porque del otro lado del río ¡vaya que tendrán impresentables!
Lo que deben hacer las oposiciones es tener candidatos ganadores que resistan la tentación de ser amigables con la mamá del Chapo. Que no hayan sido procesados por homicidio o violencia contra la mujer; que sean expertos en algo y no oficiales de nada. Y por supuesto, que tengan “buen ambiente” entre los ciudadanos. Tampoco es fácil. Quien haya acuñado la palabra de impresentables, no le atinó. Ya lo verá usted cuando conozcamos los nombres de los que quieren llegar a San Lázaro.
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