*Saturan Contagiados, Hospitales de la CdMx
*El Futuro Político Primero, Después las Vidas
*Repiquetean los Teléfonos y no hay Respuesta
Por Alberto Almazán
Suena el teléfono y una voz cansada responde: dígame. Es el 911 que repiquetea sin parar y en los hospitales el personal se queja: estamos cansados… necesitamos apoyos… hacen falta camas… compañeros médicos…
Es el repunte alarmante de la Covid-19 en la capital del país en donde se valora primero el costo político de la Jefa de Gobierno, siguiendo la línea del presidente López, antes de tomar medidas que impidan que el virus se expanda y asesine a más personas.
Tibios llamados a la población, a la que responsabiliza lo mismo la doctora Sheinbaum que el epidemiólogo Hugo López-Gatell, quienes anteponen sus carreras políticas hacia el futuro y dejan que el virus se disemine por las calles sin imponer medidas que aminoren los contagios.
¿De qué color quieres el semáforo?, reta el responsable de contener la pandemia.
Porque según su visión el “color es lo de menos”. Pero él lo impuso. Y al inicio de la pandemia mantuvo una posición estricta que, incluso, provocó reacciones de los gobernadores que sí conocían lo que ocurría en sus entidades.
Hoy no importa el color.
Lo importante es no sufrir siquiera un rasguño en sus delicadas pieles políticas. Porque ambos, Sheinbaum y López-Gatell, les late el corazón con la mirada puesta en 2024.
Actuaciones irresponsables cuyos efectos son ya, irreparables, para 115 mil familias que recibieron las urnas con las cenizas de sus seres cercanos y en más de las ocasiones queridos.
El teléfono repiquetea y la cansada pregunta: ¿dígame?… luego se hace un silencio de segundos pero parecen años. ¿A qué hospitales puedo ir?… tengo síntomas de Covid se escucha del otro lado del auricular.
Otro silencio. Y una respuesta que congela al posible contagiado: No hay cupo… estamos saturados.
A pesar de las respuestas, la Jefa de Gobierno insiste en que solamente hay ocupación en el 78 por ciento de las camas. Grado de saturación, según los expertos. Los médicos privados no descansan. Los del ABC claman: necesitamos apoyo… son demasiados pacientes… no podemos atenderlos…el área de Covid-19 está saturada.
ESTAMOS EN EMERGENCIA
El viernes pasado, la Jefa de Gobierno, quien durante 20 semanas ha mantenido el semáforo naranja y con ello ha propiciado un alarmante incremento de contagios en las últimas tres, no se atreve a tomar medidas restrictivas y se conforma con hacer el llamado a los ciudadanos “que siempre son solidarios y responsables” a que respeten las medidas. Lanzó cinco puntos: usar el cubrebocas, lavarse las manos, aplicarse el gel, guardar la distancia y no realizar reuniones navideñas.
Rehúye la pregunta: ¿Qué hace falta para aplicar el rojo en el semáforo?
Cuida su futuro político. Arroja la pelota a la cancha de López-Gatell y dice que corresponde al subsecretario de Salud tomar la decisión al respecto.
Y el vocero sanitario, responsable de no haber impedido las muertes y la alarmante cifra de contagios que arañan el millón y cuarto, responde: el color del semáforo no importa. ¿De qué color lo quieres?, dice a los reporteros.
Pero anuncia medidas que comenzaron ayer: reducción en los tiempos de servicio en restaurantes, cines, teatros, plazas comerciales. Farmacias y cadenas de suministro alimentario mantienen sus horarios.
En el repunte de la crisis sanitaria, desde Palacio Nacional el presidente insiste en no usar cubrebocas y eso sí, recomienda guardar la distancia. Y no suspende sus giras. Y no se coloca ni la mascarilla ni el instrumento que llama inservible. También llama a la responsabilidad del “pueblo, que siempre ha entendido el problema” y se niega a aplicar medidas restrictivas como lo han hecho en cuando menos 10 países del mundo en donde llegó el rebrote. Aquí se insiste: es segunda ola.
¿AL TELÉFONO LE LLEGÓ EL CONTAGIO?
Durante las últimas horas cientos, miles de personas saturaron con sus llamadas los números telefónicos que el gobierno capitalino ha puesto a disposición de quienes estiman tienen síntomas de contagio.
Los conocidos 55 5658 1111 y el 911 repiquetean… repiquetean… repiquetean…
Largos minutos para escuchar la voz de respuesta… cuando contestan la operadora.
Por el monto de llamadas, lasa y los operadores también están cansados.
Los relevos no llegan a tiempo. Y ya están agotados.
Acaso la Covid-19 contagió no a quienes contestan sino a los propios sistemas de comunicación.
Mientras Sheinbaum y López-Gatell tratan de explicar la crisis por el repunte, conductores de ambulancias del IMSS, del ISSSTE y de los organismos del sector Salud en su conjunto, denuncian no tener la ropa, cubrebocas, mascarillas y guantes adecuados para evitar ser contagiados.
A la vista de todos los ciudadanos se advierte el peligro de contraer el virus. Hay temor que pasa por el miedo y termina en el pánico de convertirse en parte de la estadística.
Pero Sheinbaum y López-Gatell cuidan su futuro político no la vida de los mexicanos.
¿Se darán cuenta de que en el 2024 podrían recibir el rechazo de millones de votantes que no fueron atendidos?
La política primero, las vidas después.