*En Otros Países el Sistema Tiene Éxito
*El Conflictivo Carácter Latinoamericano
*Pareciera que las Entidades Fueran una Carga
*¿Impedimento, o una Fuente de Diversidad?
Por Nidia Marín
A través de dos siglos, quienes han ocupado las dos “Sillas del Águila” (la de Benito Juárez, hoy en un museo y la de Porfirio Díaz en la que se sientan los preclaros gobernantes tras la Revolución), han sido acusados de pichicatos y abusivos, por aquellos que se sienten ninguneados, menospreciados y actualmente agredidos.
Y cada cierto tiempo, los tortuosos de aquí y de allá, mediante las voces del reclamo se hacen escuchar y causan urticaria en los mandatarios estatales. Como ahora…
Este asunto de las desavenencias se inscribe en otros sitios de la geografía, pero básicamente en América Latina donde varios especialistas aseguran que el federalismo ha fracasado.
Hacen notar que en México, Argentina, Colombia, Venezuela y Brasil, por ejemplo, no ha tenido el mismo éxito que en los Estados Unidos de Norteamérica. ¿Será?
Hoy el tema resurge en México ante la actitud del gobierno en turno y los reclamos de los gobernadores aglutinados en la Alianza Federalista.
Efectivamente, su problemática merecería nuevos trabajos y mucha reflexión de todas las partes involucradas porque en otras latitudes con gobiernos federales han sabido solucionar los problemas y ser exitosos.
Sí, al grado de que en Alemania, por ejemplo, en 1990 ingresaron al grupo de la federación 5 nuevos estados (Brandeburgo, Mecklemburgo-Pomerania Occidental, Sajonia, Sajonia-Anhalt y Turingia). En total hay 17.
En el mundo hay poco más de veinte países con gobiernos federalistas, de los cuales en el Continente Americano se ubican: Estados Unidos, México, Colombia, Brasil, Argentina y Venezuela, así como Canadá (monarquía federal).
Los otros son: Rusia, Australia (monarquía federal), Austria, India, Malasia, Nigeria, Bosnia Herzegovina, Micronesia, Etiopía, Birmania, Irak, Somalia, Suiza, Sudán y Sudán del Sur,
Las monarquías federales son (además de Australia y Canadá): Bélgica, Emiratos Árabes y Malasia.
De esos grupos de naciones las más conflictivas con su sistema de gobierno son las de Latinoamérica, con México a la cabeza de los gritos y sombrerazos.
Ante dicho conflictos, los estudiosos han estado al pendiente, atentos y participantes. Jorge Carpizo advertía que las autoridades federales sólo pueden realizar las atribuciones que la Constitución les señala, y que las demás facultades corresponden a los Estados miembros que actuarán de acuerdo con las constituciones locales. Se observa que únicamente la Constitución Federal puede hacer el reparto de competencia.
Y quizás como decía el brillante maestro, las dificultades provengan de áreas que tienen que ver con las facultades concurrentes, que decía, “…son son aquellas que no están exclusivamente atribuidas a la federación, no prohibidas a los estados y cuando la primera no actúa, las entidades federativas pueden realizarlas; pero si la federación legisla sobre esas materias, deroga la legislación local al respecto.
“El argumento para justificar la existencia de las facultades concurrentes (decía Carpizo) estriba en que las entidades federativas no pueden estar esperando a que la federación intervenga para satisfacer las necesidades”.
Otros han manifestado la problemática en cuanto al Federalismo Fiscales inclusive en el Senado se ha señalado:
“En Derecho Tributario existe un solo sujeto activo de la obligación fiscal: el Estado, pues solamente él, como ente soberano, está investido de la potestad tributaria, uno de los atributos de esa soberanía. En los Estados organizados políticamente como federaciones, no sólo el Estado Federal posee soberanía, sino también las Entidades Federativas la poseen y ejercen con plena independencia del poder central (con las limitaciones impuestas por el Pacto Federal).
A lo mejor lo que nos hace falta en México se ubica en lo señalado por Jean-Francois Graudeault-DesBiens en su texto “Federalismo y Democracia” publicado en Scielo:
“Entonces, el federalismo puede ser caracterizado como un método de gobernanza cuya principal característica es el reconocimiento inicial de la complejidad política y socio-cultural. Esto no siempre encaja bien en un ambiente político todavía informado por el absolutismo del Estado-nación. Es un método que, para ser exitoso, requiere que los actores federales adopten una actitud de dominio de sí mismos y prudencia en la conducción de sus relaciones. Más importante, el federalismo puede prosperar solamente si es apoyado por una cultura federal, cuyo crecimiento depende no solamente de actores institucionales, incluyendo los judiciales, sino también de la presencia de una sociedad civil dinámica. Sólo una verdadera cultura federal puede asegurar la preservación del federalismo en el mundo globalizado donde la presencia de las entidades subestatales parece un impedimento, más que una fuente de diversidad. En ese sentido, la diversidad cultural sostenible y el federalismo son aliados objetivos”.