*Apoyo al Caudillo Frente a una Deficiente Gestión
*Focos Rojos por Manejo Defectuoso de la Pandemia
*En Aumento el Rubro de Homicidios Dolosos en el País
*Mucha Gente Trabajadora ha Sido Abandonada a su Suerte
Por Alejandro Zapata Perogordo
El pasado primero de diciembre, se cumplieron dos años de gobierno del Presidente López Obrador, siendo obligado un ejercicio de rendición de cuentas, pero más allá de eso, requiere un proceso de evaluación en cuanto a resultados, en sus dos aspectos: lo cualitativo y cuantitativo.
Hace unas semanas en esta misma columna escribí un artículo al que denominé “El retrato de un Estado Débil”, mencionando magros resultados producto de una fragilidad institucional, frente a un personaje que, en lo personal, continua con altos índices de aprobación. Lo anterior sugiere un apoyo al caudillo frente a la percepción de una deficiente gestión.
En efecto, si hablamos de resultados, los números revelan un verdadero desastre, recientemente la Organización Mundial de la Salud, nos acaba de enviar un mensaje en el sentido de tomar en serio el fenómeno de la pandemia al detectar que su manejo deficiente enciende focos rojos advirtiendo que se encuentra fuera de control.
Lo ocurrido con los niños enfermos de cáncer al dejarlos sin sus tratamientos ni medicinas, es todo un drama demoledor, administrado con frialdad y sin el menor sentido humano, la desgracia, desesperación e impotencia de los padres ante los dramas del sufrimiento, no hicieron eco en las actitudes del gobierno.
El rubro de homicidios dolosos ha ido al alza, en dos años la cifra es comparable con los ocurridos durante todo el sexenio del Presidente Calderón, sin que para nadie sea un secreto el caos en materia de inseguridad, la señal enviada con la liberación de Ovidio Guzmán y el saludo a la mama del Chapo abrió puertas para que se desataran los demonios.
La economía está en crisis, vamos a tener la caída más alta en décadas, con un gran número de empleos perdidos, generando mayor pobreza e informalidad, miles de familias que carecen de los servicios básicos indispensables, pues ni siquiera están registradas en los padrones de ayuda gubernamental, gente trabajadora abandonada a su suerte y, sin programas viables para promover con efectividad nuevas fuentes de trabajo.
Tanto PEMEX como CFE, atraviesan con serios problemas, el cambio de las políticas energéticas y su deficiente administración, han sido vehículos para colocarlas en situaciones financieras difíciles, que finalmente nos van a costar a todos los mexicanos sacarlas adelante.
Un punto de coincidencia prácticamente generalizado es el combate a la corrupción, ligado estrechamente a la moralización y resignificación de la actividad política, no obstante, lo trillado del tema, pese a los constantes llamados y los discursos permanentes hablando de una transformación profunda para evitar y desterrar esas nocivas prácticas, en los hechos, continúan generándose cotidianamente sin rubor alguno.
En cuanto a la famosa rifa del avión presidencial, se cometieron todo tipo de excesos, al final todo se convirtió en un verdadero fiasco plagado de irregularidades, poco serio, rayando en lo absurdo e ilegal, indefendible.
Algo que ha sido bueno es en comunicar a sus seguidores el mensaje, inclusive la denostación a sus adversarios, los conflictos con los académicos e intelectuales, el decir que va en contra de los ricos, el devolver al pueblo lo robado, sostener que vamos bien porque tiene otros datos o descalificar a periodistas, también echar culpas al pasado, le ha funcionado, pues resulta ser un buen canal de desahogo social: “no me digas quien me la hizo, ponme a quien me la pague.”
Así las cosas, por razones multifactoriales podemos afirmar que el país se encuentra en crisis y el panorama se prevé aun más difícil, pues ni siquiera existe un dialogo productivo encaminado a paliar el temporal, estamos inmersos en la autocracia, en dos años la descomposición y el descontrol están sumiendo al país, lo que amerita participar en su reconstrucción.
