Por Silvestre Villegas Revueltas
Días atrás leí una breve biografía de Kamala Harris, virtual vicepresidenta de los Estados Unidos y me llamó poderosamente la atención su perspectiva que como fiscal y senadora por el estado de California tiene respecto al tema del narcotráfico. Esto es, décadas atrás y en México existen una serie de organizaciones criminales -cárteles- que producen distintos tipos de drogas, su organización es de tal modo operativa que tienen presencia en todo el territorio de la República Mexicana y sobre todo cuentan con nexos muy poderosos en el entramado de autoridades, desde el nivel municipal hasta las altas esferas del Poder Ejecutivo en México. Tales organizaciones criminales exportan a los Estados Unidos y en especial a California sus productos altamente nocivos, son ellos quienes las distribuyen en las calles de las ciudades y en los condados americanos lo que da por resultado el envenenamiento de la ciudadanía estadounidense.
Semejante perspectiva de la señora Harris reproduce la visión y el lenguaje ortodoxo que desde los años de 1980 han tenido las autoridades estadounidenses en el combate mundial respecto al tráfico de drogas: los malos están fuera del territorio americano y envenenan a los buenos estadounidenses. En México, Colombia, Afganistán o Bolivia los carteles se coaligan entre ellos y con autoridades nacionales para que no exista efectivamente una lucha contra el accionar del narcotráfico, y tienen que ser los gobiernos en Washington quienes empujen, influyan y coaccionen a tales naciones periféricas, que además son nefastas por su actitud omisa, para que colaboren con las agencias estadounidenses en el diseño y puesta en marcha de proyectos y planes operativos tendientes a eliminar semejante organizaciones criminales. Por su ya expresada postura respecto a la operación del narcotráfico, preveo, que la vicepresidencia de EEUU en conjunción con las agencias americanas encargadas del combate contra las drogas harán pasar meses y años difíciles al gobierno encabezado por López Obrador, más aún si se toma en cuenta el todavía (26.11.20) no reconocimiento mexicano del triunfo electoral encabezado por el demócrata Joe Biden.
En otro tema, los medios de comunicación hicieron énfasis que en el propuesto gabinete de Biden, encabezaría la Secretaría de Seguridad Interior el señor Alejandro Mayorkas, nacido en Cuba. Subrayaron que era la incorporación de un hispano (whatever that means) en la muy importante oficina que tiene entre otros asuntos tratar el tema de los millones de migrantes que actualmente viven o quieren ingresar a los Estados Unidos. Es muy importante recordarles a mis estimados lectores que en el plano político, laboral, ideológico y de posición económica en la sociedad estadounidense, los de origen cubano y los mexicanos caminan por avenidas diferentes y muchas veces contrapuestas. Como en el arriba mencionado caso de Harris y el narcotráfico, en el tema de la migración que es también de seguridad nacional, preveo igualmente una relación conflictiva porque, y ello lo saben muy bien los estudiosos del tema, el migrante es el más duro opositor a la llegada de otros migrantes. ¿Cuántos mexicanos prefieren negociar o tratar con un anglo que con el mexicano-americano? Y que los digan los pasados presidentes mexicanos respecto a la agria relación entablada con los embajadores Gavin y Pascual, de origen cubano.
No nos hagamos ilusiones y ya lo he señalado en otros artículos, la relación México-Estados Unidos es complicada desde el año de 1824; todos los presidentes mexicanos desde Guadalupe Victoria, pasando por Porfirio Díaz, transitando con Carlos Salinas de Gortari y ahora con López Obrador, repito, todos, han lidiado con los afanes hegemónicos de los gobiernos en Washington. Desde luego la agenda y los temas de convivencia o de profundas diferencias han marcado la historia puntual de la relación bilateral; más allá de los dos temas ya apuntados seguramente habrá diferencias en cuanto a los asuntos que le interesan a la administración Biden como las energías limpias, el Covid, el comercio internacional y como ya dijeron: Estados Unidos volverá a ser el líder y socio activo del mundo libre. Esa declaración tranquiliza a unos pero en el contexto latinoamericano trae malos recuerdos, porque ejercer el liderazgo implica doblegar proyectos y afanes de los países más pequeños, y el nuestro es uno de ellos. Finalmente debemos recordar que los asuntos centrales de política exterior como de administración interna, las potencias y los Estados Unidos es una de ellas, tienen posturas que, con variaciones de grado permanecen a pesar de los cambios de administración, sea republicana o demócrata.