La Moda: los Testigos Colaboradores

Artículo Invitado

*Casos de la Administración Pasada: Odebrecht, y “La Estafa Maestra”

*Sin Noticia de los Surgidos en la Actual Administración

*Y hoy Todos Quieren Aprovechar Beneficios Legales

*Una Verdadera Novela Siniestra, se Exhibe con el Asunto Robles

*El Desenlace Está por Llegar, con sus Cargas Políticas

Por Alejandro Zapata Perogrodo

En una pequeña muestra de asuntos vinculados con actos de corrupción -y, lo digo de esa manera al advertir que en realidad no se ha combatido con energía ese lastre que venimos padeciendo desde hace años como conducta sumamente arraigada-,  los involucrados quieren obtener beneficios auto proponiéndose en calidad de testigos colaboradores.

Para nadie es un secreto que la pasada administración fue sobresaliente por sus excesos en la materia; la corrupción permeó por doquier, con la consecuente pérdida de confianza, saliendo a la luz pública todo un entramado organizado y orquestado desde las altas esferas del poder, para allegarse recursos.

Según se desprende de las filtraciones a los medios, no fueron simples casos aislados, sino el despliegue de conductas estructuradas donde cada funcionario debía cumplir una misión, es decir, toda una red de complicidades encaminada a obtener numerario en perjuicio del erario.

Sin embargo, solamente hemos visto dos casos emblemáticos: el asunto de Odebrecht, con Emilio Lozoya a la cabeza y La Estafa Maestra, representada por Rosario Robles Berlanga, aunque es evidente que existen muchos más, sin que a la fecha se tenga noticia alguna de ellos, tampoco de los surgidos en esta administración.

Lo curioso del caso consiste en que ahora todos quieren aprovechar beneficios legales para aminorar las consecuencias de sus actos. De acuerdo con la ley,  para obtener esas prerrogativas se encuentran obligados a confesar y aceptar su participación en los hechos delictivos, lo que de entrada equivale a una declaración de culpabilidad.

Por otra parte, tienen que aportar elementos de prueba consistentes, en contra de personas de jerarquía superior a los puestos que ellos ocupaban y que sean útiles para incriminarlos, el objeto de la disposición legal es llegar hasta las cabezas de la organización delictiva, en este entorno es evidente que se pretende imputar a quien fuera uno de los principales colaboradores del sexenio anterior, pues todo apunta a Videgaray.

Es una verdadera novela siniestra, al parecer Rosario Robles, reaccionó con relación a la declaración de quien fuera uno de sus colaboradores de confianza Emilio Zebadúa, personaje que, con el afán de librarse de la justicia le endilgó a ella la trama, a pesar de que al parecer una parte de los recursos desviados llegaron a cuentas de sus familiares, imputación que por lo visto, no está dispuesta a pasar por alto y se dispone a ser testigo colaborador.

Ante ese panorama, el otrora Oficial Mayor deja de tener utilidad en el asunto y, corre el riesgo de ser vinculado a proceso, misma situación en la que se encuentra Emilio Lozoya, mientras tanto, la Fiscalía General de la República va obteniendo confesiones y pruebas para solidificar el caso, lo que, desde luego, es positivo, aprovechando un todos contra todos.

El desenlace esta por llegar, con las consecuentes cargas políticas que trae consigo cada asunto, evidenciando el uso abusivo de los recursos, aprovechándose del puesto y ahora pretenden obtener beneficios legales acusando a otros, esa cadena va a desembocar en discursos de campañas y espero, en sentencias condenatorias.

Pues bien, las cosas no pueden quedar estacionadas en esos asuntos, cuando se ven prácticas similares continuamente y en todos lados, incluyendo la actual administración, así que el combate debe ser permanente y efectivo, ya que de otra forma se perciben como estrategias políticas electorales y dejan de lado la voluntad de limpiar y dignificar el ejercicio de la función pública.

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