Por Jesús Michel Narváez
“Ingeniosa” –hay que llamarla de alguna manera- medida se aplicará en 8 Alcaldías de la Ciudad de México para “combatir la pandemia”. Se trata nada más ni nada menos que de poner en marcha la “Ley Seca” los fines de semana.
¿Usted sabía que el alcohol intensifica la acción del virus?
Seguramente la científica, porque lo es, jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, descubrió que la venta de bebidas alcohólicas y su consumo sin “moderación” es la causa principal del repunte de la Covid-19 en las últimas dos semanas y que está haciendo trabajar más al personal médico en los hospitales de la capital del País.
Los bebedores dirán que es una “drástica medida” y que tendrán que aprovisionarse de sus néctares antes de los viernes, porque en Cuajimalpa, Cuauhtémoc, Xochimilco, Venustiano Carranza, Iztacalco e Iztapalapa no habrá venta ni siquiera por la “ventanita”, tan conocida en las madrugadas que cerraron ya todos los antros.
Es poco entendible el anuncio. Quizá tendría mayor efecto para evitar o reducir los contagios hacer obligatorio el cubrebocas o la careta y que en las plazas comerciales, cines, restaurantes, comercio ambulante, la vigilancia fuera estricta.
No se trata de aplicar medidas “autoritarias” sino lógicas.
Quiero suponer que en el gobierno capitalino ya evaluaron la problemática que representó abrir giros en donde la gente se reúne con frecuencia y no lo hace respetando las tres reglas: sana distancia, cubrebocas y lavado de manos.
He sostenido en MISIÓN POLÍTICA que se está privilegiando la reactivación económica por encima de la salud. No es tema menor. Es de suma gravedad que no se entienda el riesgo que se corre cuando se han registrado ya 121 mil 769 fallecimientos –cifra oficial aunque se teme que sean muchos más- y hay más de 100 mil contagios.
La doctora Sheinbaum se ha aferrado al semáforo naranja y en las dos últimas semanas lo ha impuesto con “alertas” que conllevan mayor peligro de regresar al color rojo. No obstante las tendencias, no hay cambios de fondo. Porque reducir los horarios de operación de cines, gimnasios y restaurantes no evitará que en los tiempos que permanezcan abiertos no aumenten los contagios y que los muertos avancen en número como si se tratara de una cinta de zombis.
Si en el país no se aplican medidas generales en los Estados y la Ciudad de México que registren índices de crecimiento de la pandemia, el País pasará a la historia como uno de los mayores contribuyentes de contagios y muertes.
Y todo por “cuidar” las apariencias y sostenerse que en México no hay autoritarismo. La historia, sin duda, juzgará y mal a los responsables de no saber o no entender cómo contener el avance de la pandemia.
Y si la Ley Seca es la vacuna contra el coronavirus, que sea por tiempo indefinido. ¿Por qué solamente los fines de semana?
Como diría el genial Quino a través de Mafalda: paren el mundo que me quiero bajar.
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