*La Opacidad en el Manejo de Recursos, Alarma
*Los 68 mil 400 Millones de los Fideicomisos
*El Buen Fin de 12 Días, el Esfuerzo de la IP
Por Alberto Almazán
Como regla de oro al aprobarse el Presupuesto de Egresos de la Federación los diputados federales toman en consideración el gasto corriente. Es decir, pago de nómina, prestaciones de ley y, por supuesto, los aguinaldos de todos los servidores públicos.
Es dinero etiquetado que no puede ser utilizado para otras acciones. Sin embargo, mediante un decretazo el presidente López anunció el pasado jueves que habrá reducción en el beneficio del aguinaldo y que serán los mandos superiores, los medios y medios bajos los que recibirán menos e incluso si “alguno de ellos voluntariamente” renuncia al aguinaldo “la patria se lo agradecerá”.
Es más o menos, lo que pretende el Jefe del Ejecutivo federal quien ya dio a conocer que él renuncia a ese beneficio.
Y claro, “pone el ejemplo” para que sus súbditos, sus cortesanos, lo sigan.
Aquí emerge la duda: ¿a dónde irá el dinero que no se pague por aguinaldos?
Como en la extinción de los Fideicomisos y parafraseando al Monje Loco: nadie sabe, nadie supo.
A cambio de la renuncia al bono anual, hay otro anuncio: el aumento a las pensiones de los adultos mayores y de los menores con discapacidades para el 2021.
El tema de fondo es la opacidad con que se manejan los recursos públicos y que ha exhibido ya la Auditoría Superior de la Federación respecto de la Cuenta Pública de 2019 y en la que más de 50 mil millones –un pelo de gato de un presupuesto de 6.2 billones de pesos- presuntamente utilizados en programas sociales.
La ASF determinó que no hay sustento documental para esa suma. Y se espera que surjan más recursos sin la comprobación debida.
Por cuanto a los Fideicomisos, el Diario Oficial de la Federación publicó la determinación del Congreso de la Unión para la extinción de 109 y de los que “aprovecharán” 68 mil 400 millones” para el “ejercicio fiscal correspondiente, con prioridad para el fortalecimiento de los programas y acciones en materia de salud, especialmente para los requerimientos derivados de a la atención de a pandemia generada por la enfermedad Covid-19 que ocasiona el coronavirus SARS-CoV2, incluyendo en su caso, la obtención de la vacuna en el número de dosis necesarias, así como para procurar la estabilización del balance fiscal federal y el pago de obligaciones previamente contraídas por los vehículos financieros a que se refiere el previamente Decreto con anterioridad a la entrada en vigor del mismo”.
¿Pues no que el Gobierno contaba con 35 mil millones de pesos para la vacuna?
Eso dijo el presidente López en repetidas ocasiones. Y sus pronunciamientos se dieron a conocer antes de que el Congreso de la Unión le hiciera el servicio de extinguir los fideicomisos.
Una suma de 68 mil 400 millones de pesos –unos 3 mil millones de dólares- no parece suficiente para “todas las acciones” que se pretenden cubrir. Eso del “fortalecimiento de los programas y acciones en materia de salud” es tan ambiguo que lo mismo se puede utilizar el recurso para pagarles a los médicos cubanos que para remodelar una clínica.
VAMOS SALIENDO DEL HOYO… ¿NEGRO?
A pesar de que el Banco de México reconoce que la inflación se ha convertido en una amenaza para la economía porque afecta directamente el poder adquisitivo, el presidente López afirma que “no hay carestía, no hay inflación, y hay mucho entusiasmo de inversionista sobre la situación de México”, esto último porque el INEGI informó que la inversión extranjera directa creció en 5 por ciento en agosto con relación al mes de julio.
Y también se solazó con una de sus frases favoritas: México va saliendo del “hoyo” de la pandemia de coronavirus.
Los números de fallecimientos y de contagiados parecen no darle la razón.
Mientras todo es “entusiasmo” en Palacio Nacional, el sector privado que inició ayer el “Buen Fin” que no será de cuatro sino de 12 días, teme que las ventas no alcancen a superar a las del año pasado porque, en las grandes ciudades que es en donde más se adquieren productos, está el riesgo del repunte de la Covid-19 y lo que obligará a tener mayores controles para el acceso de las personas a las plazas comerciales y las cadenas departamentales.
Salir del “hoyo de la pandemia” es regresar al semáforo rojo y reducir el aguinaldo además de esperar la “renuncia voluntaria” de los altos, medios y medio bajos mandos, el mundo está como el de Valdés: al revés.
Más aún cuando con recursos “rescatados” y no presupuestados para el ejercicio fiscal 2020 se pretende cumplir los compromisos estimados en el PEF aprobado por los diputados.
¿Dónde quedaron los ahorros por 500 mil millones de pesos gracias al combate a la corrupción?… ¿y los de la rifa-no rifa del avión antes presidencial?
Se repetirá la palabrería del Monje Loco: nadie sabe, nadie supo… La cuenta pública de 2020 será observada con lupa… si la Auditoría Superior de la Federación con David Colmenares Páramo como titular cumple con su cometido: ser autónoma.