“Sacrificio” de Santiago Nieto

Punto de Vista

Por Jesús Michel Narváez

En tiempos que podrían parecer lejanos había una expresión cuando alguien quería ser candidato a la Presidencia o a un gobierno de los entonces 29 estados, 2 territorios y un Distrito Federal.

Decían los eruditos de la politicomanía que frente a los aspirantes rodaba el tren de la oportunidad y aquel que no alcanzaba a subirse jamás volvía a mirar el chuchuchucu.

Y así. Hay tiempos en que todo está a favor para alcanzar una gubernatura. Si no se aprovecha el momento difícilmente regresa el apoyo de los jefes y la buena suerte del instante.

Debe ser sumamente difícil suponer que todo está planchado y de pronto descubrir que la camina tiene más arrugas de Coco, cuya piel las mostraba sin ocultar lo profundas que estaban.

Dos años trabajando arduamente, persiguiendo a delincuentes de cuello blanco y a los del crimen organizado. Muchos reflectores lo alumbraron y lo hicieron brillar. La oportunidad estaba puesta en bandeja de plata pero… pero la dejó ir o no le permitieron tomarla.

Santiago Nieto Castillo, con título de doctor, se frotaba las manos cada vez que el presidente, su jefe, lo invitaba cuando hacia giras que tocaban Querétaro. Era de los invitados a la mesa del famoso restaurante que presume de servir la mejor barbacoa de México. Las fotos alentaban a los observadores que confundieron las señales –como en el beisbol, el manager las envía a su pitcher y éste debe captarlas o caer en el error- y daban por hecho que el titular de la Unidad de Investigación Financiera de la Secretaría de Hacienda era el “bueno”. Nunca le dijeron que el malo era el colorado.

Con una fecha fijada por el presidente López para que aquellos de sus colaboradores que quisieran ser candidatos a un cargo de elección popular tendrían que presentar sus renuncias a más tardar el 31 de octubre, Nieto Castillo no tuvo más remedio que “charlar con su jefe” y probablemente escuchar que no sería el elegido.

Con aplomo escribió en su cuenta personal de twitter: «sin duda» hubiera sido honroso competir por el Gobierno de su estado sin embargo, la prioridad en estos momentos otra para el país.

«El presidente siempre ha priorizado el bien general a cualquier aspiración personal, yo debo hacer lo propio”.

¿Es un sacrificio para servir a la Nación?… ¿es una frustración o un halago el reconocimiento a su trabajo?

Sea lo que fuere, Nieto miró pasar el tren de la oportunidad y se antoja difícil que vuelva a mirarlo dentro de 6 años, cuando el gobierno del presidente López haya concluido. Quizá, solamente quizá si el sucesor lo cobija habría una segunda oportunidad. Sin embargo, en política, no es asunto cotidiano que se encuentre el respaldo presidencial para cumplir el sueño dorado de “gobernar a sus paisanos”. Alfonso Durazo si cristalizó su anhelo de ser candidato… todavía le falta ganar y ser el mandatario de Morena en Sonora. Cuestión de tiempo, porque no la tendrá fácil. Hay quienes dicen que su pasado lo alcanzará en cuestión de semanas. No sé qué tan negro o blanco sea o si hay tonalidades de grises, pero aplicando la sapiencia popular hay que recordar que cuando el río suena es que agua lleva.

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