Estoy haciendo un llamado a la cordura, dice el secretario de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera Gutiérrez: “podemos discutir la coordinación fiscal, pero hay que separar los aspectos técnicos de la coyuntura política. Ésta es extremadamente compleja porque el próximo año se renueva el Congreso; 15 gubernaturas y cientos de alcaldías (…) El diálogo técnico puede empezar muy pronto, no soy ingenuo y sé que es muy difícil aislar lo político, pero necesitamos hacerlo para lograr algo de calidad. Los resultados de los trabajos y los acuerdos no podrían operar para el 2021 porque la coordinación fiscal para el próximo año ya fue aprobada para el Congreso. Ya tenemos el presupuesto y la Ley de Ingresos”.
El tema de fondo es que tenemos que crecer el pastel fiscal, indica Herrera Gutiérrez. “No existen los recursos suficientes para atender todas las necesidades. La crisis del Covid-19 ha puesto en evidencia algunos de los problemas que teníamos. Está claro que necesitamos más recursos no sólo para atender la emergencia sanitaria, sino para tener el sistema de salud que aspiramos. Las finanzas no estaban diseñadas para eso”.
El gobierno mexicano recauda el equivalente a 13.8% del PIB. El promedio latinoamericano está arriba de 17 puntos del PIB. El secretario de Hacienda hace cuentas: “Si aumentáramos dos puntos más recaudaríamos 500,000 millones de pesos. Con la actual fórmula, donde 20% va a las entidades federativas, significaría que para los estados habría 100,000 millones de pesos más”.
Encontrar la forma de tener un pastel fiscal más grande es imprescindible para llegar a una nueva situación, donde todos ganen, explica Arturo Herrera: “podemos tener un esquema donde unos ganen mucho más y otros un poco más, pero no podemos pasar de lo que tenemos a algo donde 16 estados ganen y 16 estados pierdan. Esto sería inadmisible. Tenemos que encontrar el balance correcto”.
Lo que se conoce como pacto fiscal está plasmado en la Ley de Coordinación Fiscal. Ahí se establece cuántos recursos van a los estados y municipios, recursos que salen de lo que el gobierno recauda a través del IVA, el ISR, el IEPS, del petróleo. “Hay cosas que quedaron mal diseñadas en la reforma del 2007, que fue aprobada por algunos de los gobernadores que piden un nuevo pacto”, refiere el funcionario. “En el video que subí a mi cuenta de Twitter sólo quise subrayar que no es lógico que nos reclamen a nosotros por una ley que ellos mismos aprobaron (…) un aspecto a corregir es la dependencia del petróleo. Es una materia prima cuyos precios tienen demasiada volatilidad. Nuestros gastos recurrentes no pueden depender de un bien que tiene tanta fluctuación. Valía 55 dólares en enero y 12 dólares en abril”.
En la búsqueda de un nuevo equilibrio, de un balance sostenible, hay que tener en cuenta dos principios, asegura Herrera Gutiérrez: “el principio compensatorio, que es aquel que establece que los estados pobres tienen derecho a recibir recursos que no necesariamente generaron, recursos que muchas veces vienen de los estados ricos. El otro principio, el resarcitorio, es el que subraya que se debe compensar a quienes más contribuyen (…) estos dos principios existen en todos los países que tienen un pacto fiscal federal. Es lógico que con el tiempo haya que revisarlos y ponerlos al día. Desde mi punto de vista se trata de un tema de distribución de recursos fiscales entre las entidades federativas”.
¿El secretario de Hacienda cuenta con la fuerza política para impulsar una nueva Ley de Coordinación Fiscal?, le pregunto. “Lo primero que hay que hacer es comenzar la conversación”, dice, “debemos empezar con una idea muy clara de lo que queremos hacer, cuántos recursos necesitamos y de dónde vendrán esos recursos (…) La forma equivocada de hacerlo, es decir: vamos a cambiar la ley de coordinación, hay que hacerlo en tres o cuatro meses y vamos a ver qué sale”.