Por Jesús Michel Narváez
Salieron bravos los 10 gobernadores que formaron la Alianza para Defender el Federalismo. Un federalismo, como dice el doctor Javier Cruz Angulo, catedrático del CIDE, que se encuentra en crisis y “rechinando” –y no de limpio- por lo cual hay que ponerle atención.
A colación lo anterior, porque el gobernador Miguel Ángel Riquelme anunció que habrá una consulta popular en Coahuila para que la gente decida si el estado permanece o no dentro del Pacto Federal ante los embates del gobierno federal y los recortes presupuestarios.
Así lo hizo saber el periodista Sergio Alvizo desde Saltillo, capital la entidad norteña.
Se antoja difícil la consulta popular porque el tema del Federalismo, así como la aplicación de la justicia, no se puede consultar. La Constitución establece em su artículo 40 que “Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica y federal, compuesta por Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior, y por la Ciudad de México, unidos en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental”.
Sin embargo, bien vale la pena observar que los mandatarios federalistas comienzan a darse cuenta de que gobiernan “estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior” y por tanto no son empleados del Gobierno federal sino del federal ni de sus funcionarios. Éstos, los funcionarios, le deben respeto a quienes fueron electos democráticamente. Ellos, en cambio, sin beneficiarios de los triunfos presidenciales –en cualquier tiempo y época- y se convierten en “influyentes” ante toda autoridad estatal.
Hay que entender lo que en el artículo 40 está plasmado: Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica y federal, compuesta por Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior, y por la Ciudad de México, unidos en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental.
La definición de soberano y libre “en todo lo concerniente a su régimen interior”, por tanto el país no es un solo estado sino todos incluida la Ciudad de México.
Pero tampoco el Presidente de la República, quien fuere, es dueño de la Nación. El Estado, conforme a su acepción, se integra por territorio, pueblo y gobierno. Es tripartita. De ahí que los reclamos de los gobernadores tengan sustento político, aunque jurídicamente carezcan de él. De que tienen razón en que deben ser tratados como mandatarios y no como empleados del Jefe del Estado, el que fuere que quede claro, la tienen.
Llegar a una consulta, imitando lo que hace el habitante de Palacio Nacional no servirá de nada y sí acelerará el desmoronamiento, no desaparición, del Pacto Federal. El presidente López debería actuar con diligencia y no con amedrentamientos hacia quienes como él fueron electos democráticamente, aunque no le guste.
Ya brinco el primero… ¿cuántos más lo harán? No importa el número sino las consecuencias de una crisis política de envergadura que no se había dado desde la Reforma.
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