Por Jesús Michel Narváez
¿Por qué me sorprende la redacción de la carta del presidente López al Papa Francisco?
Ya en tiempos pasados pidió que España se disculpe por la “conquista que se hizo con la espada y la cruz”; ya pidió al Fondo Monetario Internacional que le pida perdón al mundo por sus medidas neoliberales. Ya le llegó al Papa Francisco a quien le pide reivindicar a Hidalgo, quien fue excomulgado.
Le dice textualmente: En particular, pienso (luego existo) que sería un acto de humildad y a la vez de grandeza que la Iglesia Católica, independientemente del debate de si Miguel Hidalgo y Costilla fue excomulgado o no, se reivindicara la gesta histórica del Padre de nuestra patria, quien al ser acusado de hereje, se defendió exclamando: abrid los ojos, Americanos, no os dejéis seducir de nuestros enemigos; ellos no son católicos sino por política; su Dios es el dinero, y las conminaciones solo tienen por objeto la opresión. ¿Creéis acaso que no puede ser verdadero católico el que no esté sujeto al déspota español?”.
Luego agrega lo difícil: “Como usted seguramente estará de acuerdo, la anterior reflexión es bellísima, humana y muy vigente, por eso me atrevió a expresarle: ¿No cree que en vez de afectar a la Iglesia Católica una referencia en honor de Hidalgo y Morelos, la enaltecería y causaría la felicidad de la mayoría de los mexicanos? Solo su sensibilidad podría entender la trascendencia de dicho acto de contrición histórica”.
¡Vaya petición!
Por supuesto, en el cuerpo de la carta presume su gobierno de humilde, austero, honesto, justo. Con amor al prójimo, precepto que considera la “esencia del humanismo”. Hay que preguntarles a las familias de 83 mil muertos por la pandemia si ellos sienten el humanismo presidencial.
El presidente López tiene una muy particular interpretación de “amos al prójimo” porque si ese prójimo no muestra lealtad ciega entonces se convierte en adversario, en enemigo, que le produce ternura y sentimiento. Lo mismo cuando habla de gobierno humilde y austero. Bastaría que transparentara los gastos realizados por su esposa, Beatriz Gutiérrez de López Obrador –aunque en la carta dirigida al Pontífice la presenta como Beatriz Gutiérrez Müller- para esta gira en busca de documentos, códices, pinturas relativas a la conquista de México.
En las redes sociales se comieron literalmente a la esposa del presidente y al mismo presidente por la ignorancia con la cual abordan los temas y porque no paran de exigir, solicitar, disculpas al pueblo de México y al mundo en general.
La carta al Papa muestra que López quiere influir hasta en el Poder Público de El Vaticano. Así se las gasta: tirando bolas de humo que nadie ve ni escucha su velocidad.
¡Amén!
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