Al presidente López le hace falta estudiar la razón por la cual existe en diversos países del mundo, en todos los que ejercen la democracia representativa, la división de PODERES.
Se advierte su desconocimiento y más aún la carencia de sustento en la toma de decisiones que implica la participación de otro de los Poderes de la Federación. No ha leído, por supuesto, el texto íntegro de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y menos el origen de la división de poderes y que se concibe en los sistemas democráticos como un complemento a la regla de la mayoría, ya que gracias a él se protegen mejor las libertades individuales.
Los legisladores que aprobaron la División de Poderes ponderaron la necesidad de contar con pesos y contrapesos a fin de no dejar a la Divinidad decidir las acciones que perjudican la legalidad no pueden ser acusados de neoliberales ni de adversarios del presidente de México. Le dieron forma y fondo en 1787 con la primera y única Constitución de los Estados Unidos de América y el Congreso Constituyente de México en 1823 virtualmente copió el texto.
Y como tarjeta informativa, habría que añadir que los formuladores de la teoría de la división de poderes son John Locke y Charles Louis de Secondat (Montesquieu). Ambos parten de la necesidad de que las decisiones no deben concentrarse, por lo que los órganos del poder han de auto controlarse a través de un sistema de contrapesos y equilibrios (Wikipedia).
La reacción de López ante la posibilidad de que hoy el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación declare inconstitucional su petición de consulta popular para que se vote si se juzga o no a los expresidentes, raya en el autoritarismo.
“Mi compromiso fue que se lleve a cabo la consulta ciudadana y otros métodos democráticos como el plebiscito, el referendo, revocación de mandato, todo lo que tiene que ver con democracia participativa. Por lo que de inmediato estaría enviando una reforma al 35 (constitucional) para que no se cancele esta posibilidad”. Y para no dejar duda de su irritación, clamó: si niegan (los ministros) la consulta para enjuiciar a expresidentes, yo me deslindo y que el Poder Judicial asuma su responsabilidad.
Para él no salirse con la suya s prácticamente una traición al pueblo. Considera que si no se realiza su petición el texto del artículo 35 es “letra muerta”. La intimidación en todo su apogeo.
Es decir, la autonomía del Poder Judicial pretende sojuzgarla y que abandone el Estado de Derecho para satisfacer los “compromisos adquiridos” con el pueblo. López quiere ser el que mande en el Ejecutivo, en el Judicial y en el Legislativo. Ya lo hace con los senadores y diputados y ahora busca doblegar a los ministros de la Corte. Ya le cortó la cabeza a uno. Ya impuso a tres. No tiene mayoría de entre los 11 que confirma el Pleno de Ministros.
Sin embargo, acostumbrado a ganar aunque pierda, ahora reclama a quienes saben de derecho y constitucionalidad entender que al tomar la decisión consideren los “sentimientos del pueblo”. Desdeña la Legalidad y apuesta por la imposición, la anarquía y la autocracia.
PD: Pidió que tomen en cuenta que, cómo es que en 15 días ciudadanos reúnen dos millones de firmas. Esa es la duda: el cómo. El INE las está revisando y aún no tiene respuesta.
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