Un Otoño Singular y un Futuro Electoral

Por Nidia Marín

Ayer empezó el otoño. Y México amaneció con una sopa del propio chocolate presidencial de hace 14 años. Hoy inicia una nueva estación de este año fatal en el cual todo se ha trastocado, aunque en materia política hoy todo luce acelerado.

Y es verdad, no debiera utilizarse la pandemia para que un gobierno obtenga puntos políticos, pero esto se lleva a cabo en México y en diversas partes del mundo, sobre todo en aquellos países que tendrán elecciones en los próximos meses o en 2021… como el nuestro.

Decía la Organización Mundial de la Salud a través de su dirigente que para ganar puntos políticos existen muchas otras formas de probarse a sí mismos, pero no con el Covid-19.

“Es como jugar con fuego. La unidad nacional es esencial si nos importa la gente”, habría advertido don Thedros, quien además de exhortar a trabajar más allá de partidos políticos, ideologías y creencias, pedía comportarse de distinta manera.

Fue inútil. Por ejemplo, Estados Unidos que irá a elecciones presidenciales el 3 de noviembre próximo, es decir, dentro de 41 días, ha manipulado, vía el propio presidente actual que aspira a la reelección, el asunto del coronavirus con culpas hacia los grupos de mexicanos o hispanos radicados en aquel país para tratar de ganar mayor número de adeptos, cuando los momios no le favorecen.

Pero más cercanas en el tiempo para acudir a las urnas están otras naciones. Por ejemplo, en América Latina, donde igual que sucedió en el orbe se cambiaron de fecha muchos procesos electorales, como en Argentina, en Uruguay y en Perú.

En octubre próximo los bolivianos habrán de votar. La elección del futuro presidente de Bolivia ha estado sacando chispas, desde antes de la pandemia. En Chile van tras un referéndum constitucional.

Para noviembre, el día primero, nuestro cercanísimo vecino, Belice, elegirá parlamento.

Posterior a la elección de Estados Unidos, en el mes de diciembre, el día 6, Venezuela también elegirá parlamento.

En total fueron 34 países del mundo los que postergaron procesos electorales.

El año 2021 es clave. Para México será fundamental al estar considerada la más grande elección de su historia, por cierto en todos los renglones. Y como dijo el titular del INE, Lorenzo Córdova Vianello:

“Se pondrá a prueba la madurez de la sociedad para salir responsablemente a los espacios públicos con las medidas de higiene y sanitización que permitan a todas y todos ejercer nuestros derechos políticos sin lesionar, sin lastimar, sin poner en riesgo el derecho a la salud”.

Ya inició en este septiembre el proceso electoral para renovar la Cámara de Diputados, así como diversos cargos en los 32 estados del país. La jornada electoral se realizará el 6 de junio de 2021.

Y todo esto sucederá aun dentro de la crisis de la pandemia, pero también de los partidos políticos, los cuales ya cumplieron sus bodas de plata en la situación crítica.

Pareciera que habían contraído algún virus político. La pesadilla se antoja eterna. No hay para cuando reduzca su latigazo, ya que todos los partidos han demostrado, según los especialistas, que “son incapaces de conservar entre una elección y otra, porcentajes similares de votación, lo que ha contribuido a que los resultados electorales sean cada vez más imprevisibles, propiciando cierta inquietud y perplejidad en la sociedad en general”.

Como si no fuera suficiente con lo que los electores estamos viviendo en materia de salud, la volatilidad en las urnas, dicen, ha alcanzado un nivel muy elevado. Hoy, la certeza en materia electoral es un platillo que ya no se come en México. Tampoco el voto corporativo y el manejo de “las fuerzas vivas”. Es otro tiempo.

Y es que la militancia partidista, aseguran los que saben, se ha contraído dramáticamente desde el siglo pasado. La desafiliación es el pan de cada día, al grado que hay partidos políticos en los que parecería más una desbandada.

Ello es independiente a que ya no existe partido que llene completamente las expectativas de los electores. Hoy, ante la grave crisis, se tiene que decidir entre el menos malo.

Ya veremos lo que sucede el próximo año, después de la crisis en la cual están el partido y el gobierno que hoy están en el poder, desde donde las confrontaciones e insultos son el pan  de cada día.

Por lo pronto los ciudadanos acudiremos a las urnas para sancionar a los agresores y poner las cosas en su lugar. Esperemos lograrlo.

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