*Consulta Popular, Otra Desviación de los Problemas Serios
*Sin Valor Vinculatorio si no Vota el 40% del Padrón Electoral
*El Presidente Afirma que el 71% del Pueblo, Quiere que Siga
*El Argumento Para Quedarse en Palacio: Mandar Obedeciendo
Por Alberto Almazán
Dos declaraciones que tienen todos los elementos para que el presidente de la República rompa la Constitución –como lo ha hecho con singular alegría- y que no fueron advertidas como la preparación para dar el zarpazo en 2024.
La primera: enviar la solicitud para juzgar a los expresidentes desde Salinas hasta Peña y que de manera sorprendente dio a conocer el contenido en 16 puntos en los que prácticamente revela presuntos delitos que no le corresponde tipificar; en el mismo tema no deja de sorprender el ejercicio mañoso de la manipulación.
El presidente mandó la solicitud porque se reconoció, por el senador Ricardo Monreal, que en las firmas ciudadanas no se alcanzó el número para tener validez. Sin embargo, faltando 6 horas que vencer el término constitucional para presentarla ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación para su examen jurídico, se logró recabar más de 800 mil firmas que se sumaron al casi millón obtenido en 14 días. Además, solicitó que la consulta se realice el domingo 6 de junio del 2021, día en que se efectúan las elecciones federales, estatales y municipales. No quita el dedo del renglón: quiere aparecer en la boleta frente a los millones de ciudadanos que irán a las urnas. Y como el artículo 35 constitucional mandata en su numeral 5°: “La consulta popular se realizará el mismo día de la jornada electoral federal”.
La segunda: dar a conocer una encuesta, que nadie sabe quién la hizo, en la que López asegura que el 71 por ciento de los mexicanos desean que continúe en el cargo.
“No es para presumir, pero en la última encuesta de este fin de semana, a la pregunta de “¿Quiere que continúe o que renuncie el Presidente?” traigo 71% de que continúe. Subí un punto, pero también la oposición subió un punto, porque era 70-25, ahora es 71-26. Ahí la llevamos, poco a poco”, expresó en su conferencia matutina del 15 de septiembre pasado.
¿A qué conclusión adelantada se puede llegar?
No se trata de ser genio para dilucidar que el presidente prepara el terreno para dar el zarpazo y sustentar su permanencia en la Presidencia de la República porque “el pueblo se lo pide”.
LA MANIPULACIÓN, SU LETAL ARMA
A lo largo de su carrera política, Andrés Manuel López aprendió y se graduó como un genio de la manipulación.
Es su arma letal no solamente contra los adversarios neoliberales, sino contra la democracia misma.
Bajo el argumento de que “manda obedeciendo” y por ello pretende la consulta para que el pueblo decida si se queda o se va del cargo en 2021, se realice el día de las elecciones generales porque, desde su óptica de austeridad republicana que ya es más franciscana de lo esperado –para algunos, por supuesto- se ahorraría dinero que podría disponerse para apoyar al sector salud.
El fondo es otro. Sabe y bien que su partido y sus candidatos no tendrán el mismo apoyo recibido en 2018, porque sería ingenuo suponer que los aspirantes a los cargos de elección popular ganaron porque la gente los adora. Quien los arrastró rumbo al triunfo fue el hoy presidente de la República.
El desconocimiento de la enorme mayoría del pueblo bueno y sabio sobre la legalidad de las consultas, López lo aprovecha al máximo y propone violar la Constitución al comprometerse a actuar conforme lo decidan los ciudadanos.
El numeral 2° del artículo 35 señala expresamente: Cuando la participación total corresponda, al menos, al cuarenta por ciento de los ciudadanos inscritos en la lista nominal de electores, el resultado será vinculatorio para los poderes Ejecutivo y Legislativo federales y para las autoridades competentes.
Esto es, si no se alcanza ese porcentaje, más o menos 45 millones de sufragios, no será vinculatorio el resultado y por tanto no se podrá ejercer acciones jurídicas en contra de los expresidentes.
No hay duda en el texto “…cuarenta por ciento de los ciudadanos inscritos en la lista nominal de electores”.
Ello implica que no serán suficientes los votos que se computen al término de la elección federal si solamente participó el 50 ó 60 por ciento de los ciudadanos. Se habla del 40 por ciento de los ciudadanos inscritos en el Padrón Electoral. Punto. No hay discusión al respeto, pero el presidente engaña al dejar plasmado que obedecerá al pueblo.
DESGASTADOS SUS TEMAS MEDIÁTICOS
Para el presidente de la República es fundamental “marcar la agenda” política y social del país.
Conocedor del efecto mediático que tiene cada tema que aborda, administra sus tiempos. Dejar correr filtraciones –desde los sótanos del poder, como diría el gobernador de Jalisco Enrique Alfaro- que como bola de nieve hacen crecer sus opiniones. Su guerra contra la corrupción le genera simpatías, porque nadie se opone a que se ejerciten acciones penales o administrativas en contra de aquellos que saquearon la hacienda pública; su decisión de atender “primero a los pobres” –aunque la afirmación se quede en el discurso- la produce respaldo social y cuando falla, saca nuevas versiones del mismo libreto.
A estas alturas los emblemáticos elementos contra la corrupción han perdido fuerza. Colocó en la picota a Emilio Lozoya cuando la pandemia del Covid-19 estaba en su punto más álgido. Desvió la atención de los millares de muertos que ya se registraban con la satisfacción de tener de testigo protegido que desenmascarará a los delincuentes de cuello blanco. Toda la atención se fijó en ese tema.
Junto con las presuntas declaraciones del imputado, siempre salía a relucir la rifa del avión presidencial. Se trató de una pichada curva que buscaba abanicar a los ciudadanos. Un fracaso mayúsculo. El propio Gobierno adquirió billetes con valor de 500 millones de pesos. La burocracia y los trabajadores sindicalizados que controla el senador Napoleón Gómez Urrutia, además de otros cientos de empleados de instituciones gubernamentales, fueron obligados a adquirir un “cachito”. Ni así se logró la venta total del número de billetes.
Ambos temas, Lozoya y la rifa-no-rifa del avión, se agotaron. Del exdirector de Pemex ya no se espera gran cosa. Del sorteo… ya se acabó.
El nuevo disparo con su letal arma es contra los expresidentes, de los que había reiterado desde la campaña hasta hace un par de meses, que no tenía intención de llevarlos a juicio, porque no es vengativo no rencoroso.
Sin embargo, la ausencia de informaciones sólidas después de la presentación del Paquete Económico para 2021, en el que los recortes a programas fundamentales fueron cuestionados, lo orilló a sacar otro as: la consulta popular.
Y también le echó toda la carne al asador para tapar los presuntos actos de corrupción de su hermano Pío y de su excolaborador David León. Hasta ahora nadie lo ha hecho rectificar que las donaciones en efectivo y sin registro a asociaciones y partidos políticos son ilegales.
Al final de la jornada lo fundamental se encierra en dos palabras: “prepara el zarpazo”.