Por Iván Ruiz Flores
¿Alguien pensó que se le había acabado el filo? Se equivocó. Continúa Imparable la tijera de la 4T y lo que es en el sector rural ahora son siete los programas que serán retirados, anulados o modificados. ¡Sabrá Dios lo que se avecina! ¡Pero arriba una nueva sequía propiciada desde el alto poder!
Estos nuevos tijeretazos, son independientes a los 10 programas para el campo, forestales y pesqueros que ya habían sido eliminados del presupuesto de 2020.
Ahora que fue entregado al Congreso de la Unión por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público el paquete económico 2021, en el mismo se incluye la iniciativa de la Ley de Ingresos de la Federación (LIF), el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) y los Criterios Generales de Política Económica (CGPE), se observa lo que se temía la tijera es de las más filosas: de filo-cuchillo y más grande que las de podar.
Se veía llegar desde que don Arturo Herrera, el encargado de tusar al campo, advirtió el adiós a los “guardaditos”, que no eran otros, sino los acumulados en pasados sexenios, no en el actual en el que todo ha sido dilapidar en lo improductivo, regalar y presuntamente quedarse en “la chilla”. Porque, además, debido a la serie de agresiones presidenciales se ha inhibido la inversión extranjera y la nacional, por lo cual ya se esperaba el mandarriazo.
Es tácitamente el fin de los subsidios a un sector que los ha requerido siempre y hoy después de los estragos causados por el coronavirus los necesita y necesitará con urgencia.
De ahí que ahora, esté contemplada la desaparición de siete programas para el campo, con lo cual se ahorrarían poco más de 7,000 millones de pesos.
Uno de éstos es el de Crédito Ganadero a la Palabra cuyo objetivo era (¿o es?) incrementar la productividad de los pequeños productores pecuarios a través de la entrega de apoyos en especie y acciones de capitalización productiva integral sustentable (recibió el año pasado 1,000 millones de pesos).
Con el mismo se buscaba aumentar la disponibilidad de alimento y suplementos alimenticios para las especies pecuarias como los inventarios de bovinos, ovinos, porcinos, caprinos y abejas; apoyar a los pequeños productores pecuarios con equipamiento e infraestructura; y brindar servicios técnicos para los pequeños productores ganaderos.
Vía éste se entregaban a los pequeños productores especies pecuarias y ellos se comprometían a pagar en especie con las primeras crías. Operaba prioritariamente en Campeche, Chiapas, Guerrero, Jalisco, Nayarit, Michoacán, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, Tamaulipas, Veracruz, Yucatán y Zacatecas.
Otro programa que dirá adiós es el de Fomento de la Ganadería y Normalización de la Calidad de los Productos Pecuarios. Buscaba la promoción de las innovaciones científicas, académicas, tecnológicas y normas del sector pecuario entre los productores organizados por medio de apoyos económicos a personas físicas y/o morales, organizaciones, asociaciones y centros de enseñanza superior para el desarrollo de eventos, y de la generación de plataformas de información sobre las normas oficiales mexicanas y los eventos de promoción realizados en materia pecuaria, basándose en un marco jurídico que regula las relaciones sociales y actividades productivas de los mercados agropecuarios.
Pues ya no. Hay que hacer notar la falta de empatía entre la cúpula del actual gobierno y la ciencia. (Recibió 41 millones de pesos).
Otro que prácticamente se despide es el Programa Desarrollo Rural (recibió 100 millones de pesos), mediante el cual la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural otorgaba apoyos para mejorar las condiciones de producción y de post-producción de las Unidades de Producción Familiar, asociadas de manera formal o informal, que habitan en los municipios de las Zonas de Atención Prioritaria Rurales y de las Unidades de Producción Familiar asociadas de manera formal o informal, que habitan en localidades de marginación alta y muy alta del resto de los municipios.
Uno más es el de Vinculación Productiva (3.7 millones de pesos), cuyo objetivo es contribuir a consolidar unidades productivas pesqueras y acuícolas competitivas, por medio de dos componentes: desarrollo de cadenas productivas para el impulso de esquemas de integración y fortalecimiento de las cadenas productivas, pesqueras y acuícolas, mediante consultorías, estudios, proyectos y capacitación de los Comités Sistema Producto. Su cobertura es, o era, era en todo México.
Hay otro programa que será despedido: AGROASEMEX. Una institución nacional de seguros que tiene como misión proteger el patrimonio y la capacidad productiva del sector rural. En su capital participa el gobierno federal de manera mayoritaria y es un instrumento de política pública que contribuía a la conformación de un sistema nacional de administración de riesgos para la protección integral del sector rural.
Este líder en América Latina (su presupuesto fue de 605.9 millones de pesos), como institución nacional de seguros, proporcionaba servicios de reaseguro a instituciones mexicanas de seguros, sociedades mutualistas y fondos de aseguramiento y como agencia de desarrollo, impulsa la participación de los agentes privados y sociales en el mercado del seguro agropecuario y, por su experiencia como Institución Aseguradora especializada en el sector agropecuario, diseña nuevos esquemas de seguros para ampliar la cobertura del mercado.
Hay otros dos programas de financiamiento o fideicomisos por desaparecer: la Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Forestal y Pesquero (su presupuesto fue de 2,500 millones de pesos) que en 2019 proporcionó recursos en 13 estados de la República, por un total de 17,681 millones de pesos.
Un programa más es el de Financiamiento y Aseguramiento del Sector Rural (que la última vez recibió 3,105 millones de pesos).