Por Jesús Michel Narváez
Dice Porfirio Muñoz Ledo que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación toma decisiones que beneficia a los “caciques” del partido. No ofrece nombres solamente generaliza.
Sin embargo, algo debe haber de cierto toda vez que por la sentencia del Tribunal el Instituto Federal Electoral se declaró incompetente para realizar la consulta a fin de saber quiénes serán el o la presidente nacional y la o el secretario general del partido para los próximos tres años.
Bajo el argumento de que el tiempo no alcanza, el INE desiste de llevar a cabo la consulta que ha dividido a los grupos de Morena, que sí es Partido no un Movimiento, porque a éstos no se les concede las prerrogativas que ordena la Constitución.
La división crece cada día, porque quienes están detrás de las maniobras retardatarias tienen nombre y apellido y cada quien busca tener el control de Morena con mirar, en primer término, a las elecciones de 2021 y después en las de 2024.
Quienes queden al frente del partido tomarán las decisiones, consultadas supongo con el presidente de la República, para la nominación de candidatos a los 300 distritos electorales, las 15 gubernaturas y el millar de ayuntamientos además de otro tanto de diputados locales.
Los que ganen tendrán deudas por pagar en el futuro cercano, Tan cercano como unos 18 meses, cuando las aguas se agiten en serio.
La decisión de quién será el abanderado de Morena en las presidenciales de 2024, hace que las piezas del ajedrez se muevan sin pausa y en ocasiones sin jugada prevista. El juego se llama: posicionarse.
De entrada hay tres suspirantes: Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum y Ricardo Monreal. Pero todo puede cambiar si quien deja delfín mete las manos. Y eso sí pasará.
Monreal se ha consolidado como un negociador político que dialoga e intenta y en ocasiones lo consigue, resolver los conflictos.
Ebrard tiene la preparación, conoce las mañas, sus contactos con republicanos y demócratas no son despreciables. Y opera políticamente las encomiendas de mayores riesgos para el presidente López.
Sin embargo, la que habita en el corazón de condominio que posee el presidente, es la Jefa de Gobierno. Ambos miran por los ojos del otro. Hay entendimiento.
Por ello cada uno de los tres –más los que se acomoden- buscan tener el control del partido, de las candidaturas y el manejo de la millonada con que cuenta Morena.
El tic tac del reloj electoral va más rápido que de costumbre y los tiempos son vitales para quienes suspiran y aspiran suceder a Andrés Manuel López… si es que se va en el 24.
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