Por Jesús Michel Narváez
De acuerdo con información oficial la rifa del avión sin avión debe considerarse un fracaso, aunque el presidente tenga otros datos.
El informe revela que fueron vendidos 4 millones 685 mil cachitos. Sobraron un millón 314 mil 200, que nadie sabe qué se hará con ellos.
Según las cuentas, de los 100 premios de 20 millones de pesos por cachito, 42 correspondieron al sector privado. Es decir, aquellos conspicuos representantes del grupo llamado la “mafia del poder”, los “fifís” que “gustosos” acudieron a la cena a la que los invitó el presidente el 12 de febrero para venderles billetes de lotería a cambio de tamales de chipilín y chocolate caliente. Es decir, entre los ricos mal vistos por la cuatroté quedaron 840 millones de pesos de los 2 mil que supuestamente conformaban la bolsa.
La Lotería Nacional, como entidad responsable de la rifa, de imprimir los billetes, de distribuirlos con los billeteros y de pagar los premios correspondientes, solamente entregó 16. Esto significa que de las arcas de Lotenal salieron únicamente 320 millones de pesos obtenidos de la venta directa.
El INSABI –que recibió boletos del presidente y también los compró en lugar de adquirir medicamentos- se llevó 13 premios que suman 260 millones de pesos.
El total de los premios pagados ascendió a la suma de mil 420 millones de pesos.
¿Y el resto? Porque de los números que no se vendieron habrían recibido 24 premios, esto es 480 millones de pesos.
Si Pitágoras no se fue de parranda desde la mañana del 15 y hasta que se cerró el sorteo, juntando todos los premios se llega a mil 900 millones de pesos. Es decir, faltan 100 millones de lo que debió ser la bolsa de 2 mil millones de pesos.
Si el contador de la Lotenal hizo su chamba, habría que despedirlo. Porque se informó que se vendieron 4 millones 685 mil 800 cachitos y la suma ingresada debió haber sido de 2 mil millones 342 mil pesos,
Si se no vendieron un millón 314 mil 200 cachitos, el ingreso bruto –habrá que descontar las comisiones de los billeteros- debió ser el señalado en el párrafo anterior.
Cuadrando números, la Lotería perdió con el sorteo magno del 15 de septiembre de 2020. Sin embargo, la suma de los premios no coincide con el de la venta y de los cachitos que se quedaron para ¿el incinerador? O el recuerdo.
De entrada la pregunta obligada es: ¿quién se queda con los 480 millones de premios no entregados? Se dirá: si no hay dinero para pagarlos ¿de dónde y con qué ojos divino tuerto?
Pareciera que la intención de desaparecer a la Lotería Nacional avanzó enorme trecho con este fracaso. Porque no es triunfo, como dice el presidente basado en sus otros datos.
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