Por Jesús Michel Narváez
Cuando el presidente López presumió “su encuesta” en la que asegura que el 71% de los entrevistados le piden que se “que en el cargo”, las cejas arqueadas no faltaron. ¿Cómo logra el autoengaño sin ruborizarse?
La verdad cae por su propio peso. Roy Campos, director de la consultora Mitofsky, es probablemente uno de los cinco mejores demoscópicos del país. Es serio y sus encuestas no son a modo aunque el cliente lo pida.
La encuesta publicada ayer mientras el presidente López encabezaba el desfile-no-desfile del 16 de septiembre, revela que el solamente el 53 por ciento aprueba la gestión presidencial, quizá el más bajo de los apoyos durante sus 20 meses de gobierno.
Hay un dato demoledor: el Covid-19 le ha pegado en la línea de floración porque el 67 por ciento de los entrevistados desaprobó el manejo de la crisis sanitaria.
Claro, el presidente tiene otros datos y sin mostrar las fuentes –así como él y su vocero le exigen a los periodistas hacerlo, la opacidad es su compañera- se llena de satisfacción saber que el pueblo lo quiere mantener en el cargo.
Entiendo que por ser el presidente de la República cuente con su propia encuestadora que tendría como motivo principal mostrar la realidad basada en entrevistas con personas de carne y hueso a fin de que el Ciudadano tenga a la mano las herramientas que le permitan tomar decisiones o hacer declaraciones sobre, por ejemplo, su popularidad. En la metodología deben estar presentes no solamente aquel tema sino los relacionados con economía, salud, seguridad, empleo, pobreza, riqueza etcétera.
La encuesta es lo más cercano a una radiografía, en la que los daños no se pueden ocultar. Claro, si el radiólogo no se dedica a modificar mediante argucias el contenido. Si el encuestador omite por negligencia o por instrucción los malos resultados el perjudicado es el personaje que genera la lista de preguntas.
Porque ante la realidad no hay maquillaje que oculte las arrugas. Vaya, ni el bótox logra el milagro de desaparecer el paso de los años.
¿Quién le hace “sus” encuestas al presidente de la República?
Se esperaría fuera consciente de cómo ha abordado los temas difíciles en su gobierno y cuáles son los resultados. No para su satisfacción personal sino para el beneficio de sus gobernados. No parece que ello ocurra. Porque si no es popular se debe a los números que exponen los adversarios neoliberales y él siempre tiene los otros datos, los datos buenos.
A quién le cree usted ¿A Mitofsky o al encuestador fantasma de la Presidencia de la República?
Lo que cuenta es su respuesta y ninguna opinión más.
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