El Desvergonzado Mundo de los Grillos y Chapulines Legislativos

Los Dados de Dios

*Son 920 Especies de Insectos Existentes en México

*Partidos Suman 7 Nacionales y 51 Locales en 25 Entidades

*Congreso Mexicano Sexto en el Mundo en Corrupción

*¿Y la Ética? La Respuesta Sería ¡Qué es eso?

Por Nidia Marín

“Soy Tito Curioso y te invito a explorar el mundo de los cantadores grillos, esperanzas y chapulines”.

Así inicia el libro de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) “Pequeños Gigantes. Chapulines y Parientes”.

Pero hay otro universo el de los grillos y chapulines políticos de la República, ese mundo tan expandido que cada que puede o lo dejan hace de las suyas, como ha estado ocurriendo en San Lázaro ante la mirada crítica y divertida de los ciudadanos.

Y claro que no es lo mismo el planteamiento de la Conabio que dice: “En el mundo de los insectos son de los que más se comunican por sonidos. Les encanta tener una gran variedad de plantas para alimentarse, incluso frutos y hongos”.

También aquello de que:

“Somos un grupo de insectos fáciles de reconocer por una peculiar característica: nuestras patas traseras son muy largas y nos ayudan a dar grandes saltos. También, las usamos para producir sonidos y así comunicarnos a larga distancia…”

Aseguran los especialistas que los del reino de los insectos pueden pellizcar con las mandíbulas o la quijada, pero no es bastante fuerte para hacer daño.

En México, ¡qué raro!, existen 920 especies aproximadamente, pertenecientes a 274 géneros; de las cuales alrededor de 12 presentan ocasionalmente brotes poblacionales causando daños importantes en los cultivos. Aquí no está contemplada la especie política, porque la misma abarca en el país 7 partidos políticos nacionales y 51 locales en 25 entidades.

Esa especie, además de afectar a los rivales de otros partidos, hace el ridículo o caen, (como acaba de suceder) en la desvergüenza legislativa, que apenas la semana pasada se cubrió de gloria con los chanchuyos y trastupijes del Partido del Trabajo y su máximo y brillante representante, “El Noroñas”.

Nada nuevo bajo el sol de San Lázaro y, si no lo creen sólo hay que preguntarle a Manuel Guadarrama, Coordinador del Área de Finanzas Públicas del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), quien escribió un texto sobre “El legislativo mexicano ¿un caso aislado?”.

En el mismo refiere que “la crisis de representación y la desvinculación de los encargados de la función legislativa con los ciudadanos tiene causas bien delimitadas. Los ciudadanos desconfían de sus representantes, primero porque piensan que hacen leyes para beneficio propio o para el de unos cuantos, más que para el bienestar general. Existe la percepción de que muchas de las leyes no son justas”.

Y si a este planteamiento le añadimos uno más, en el que el investigador dice:

“En diversas ocasiones su comportamiento revela actitudes prepotentes y por encima de la ley. Además, el cargo se utiliza para enriquecerse y llegan a protagonizar conflictos de cara a la nación en lugar de mostrar actitudes de cooperación y ser un ejemplo cívico. La corrupción, entendida de manera genérica, es una conducta identificada con los legisladores e incluso con la institución que los agrupa: el Congreso. Así lo manifiestan la mayoría de los estudios de opinión”.

Ni como decir que miente, cuando acaba de suceder en San Lázaro. Y hay estudios, conforme a los trabajos de especialistas.

“De acuerdo al Global Corruption Barometer (2013), el 83% de los encuestados en México piensa que el Congreso mexicano es corrupto o extremadamente corrupto: de un total de 106 países, el mexicano es evaluado como la sexta institución parlamentaria más corrupta del mundo. Comparándolo con países del continente americano, solo en el parlamento paraguayo tienen una percepción de corrupción más elevada que el legislativo mexicano. La percepción promedio de corrupción de los parlamentos estudiados es de 57%, es decir, 26 puntos porcentuales menos que la percepción de corrupción del parlamento de México”.

El remate es que, aseguran:

“En México no existen casos de investigación ni colectiva ni individual para los legisladores. Curiosamente, la democratización y pluralización en el Congreso, lejos de provocar un mejor comportamiento de los diputados y senadores por miedo a que legisladores de otras fracciones parlamentarias pudieran actuar como contrapeso y denunciar abusos, ha llevado a una conducta gremial de protección mutua, a un silencio cómplice”.

Esas tenemos, pues.

-¿Cómo dijo?

-Ética

-¿Qué es eso?

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