Por Jesús Michel Narváez
La sobrevivencia del Instituto Nacional Electoral está en su recta final: hoy se designará a los 4 consejeros para que completen el Consejo General y todo quede listo para la preparación, desarrollo y ejecución de las elecciones a celebrarse el primer domingo de junio del 2021.
Con el grupo mayoritario dividido, la sesión de este día en la Cámara de Diputados definirá los nombramientos y el riesgo de que los fieles a John Ackerman abandonen el salón en busca de reventarla, está latente.
Mario Delgado, aunque presionado por 61 legisladores de Morena, PT y PES, confirmó que se respetará la decisión del Comité Técnico de Evaluación aún con la ausencia del esposo de la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, a quien por cierto el huracán que azota su credibilidad es su hermano: Pablo, súper delegado del presidente López en Guerrero, en virtud de que copió el modelo de agradecimiento inventado por Nemesio Oseguera Cervantes que consiste en corear su nombre cuando la gente recibe despensas, regalos y en ocasiones hasta dinero en efectivo. Pablo Sandoval lo hizo al entregar apoyos de programas sociales, conforme a la denuncia del diputado de Morena, Rubén Cayetano García.
Más allá de que en política no hay coincidencias sino intereses, lo que decidan los diputados este día marcarán el destino del INE y no porque vaya a desaparecer sino porque quienes sean designados podrían generar la desconfianza en las acciones del Instituto.
Si los radicales de Morena se imponen, es probable que los designados sean aquellos que, como dice Dolores Padierna, se identifiquen con la 4t y entiendan que el “país ya cambió”.
Porfirio Muñoz Ledo, la leyenda y decano del legislativo en esta legislatura, llamó golpistas a los radicales que demandan se “reponga el proceso”. El argumento de Muñoz Ledo es claro: las oposiciones lucharon por fortalecer al INE y si algo no funciona, que se cambie en la ley no con ataques mediáticos sin fundamento.
La razón le asiste al viejo lobo de la política. Los radicales pretenden un “golpe de Estado” al declarar que el proceso para formar las cuatro quintetas de aspirantes fue “irregular, sucios y con tintes partidistas”.
Hoy, sin duda, el INE entra en la etapa de mostrarse como el órgano autónomo constitucional que es y con el apoyo de los ciudadanos, no permitir que se vuelva al pasado y se paguen cuotas con los nombramientos. La moneda está en el aire.
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