Por Emilio Hill
Curioso caso el de las redes sociales, preocupadas por crucificar cualquier manifestación vieja o nueva de libertad, pero desocupadas en alimentar su cultura o fuentes que sustenten su batalla moralista.
Y es que uno de los trending de esta semana ha sido ocupado por Eugenio Derbez,, en el ojo del huracán por su personaje Julio Esteban, que no es más que una imitación del otrora famoso astrólogo Walter Mercado.
El asunto ha iniciado gracias al documental Mucho , mucho amor: la leyenda de Walter Mercado (Cristina Constantini, Kareem tabsch, 2020), nueva joyita de estreno de la plataforma streaming Netflix.
El comediante aparece entrevistado y declara sin tapujos que desde la primera vez que vio en televisión a Walter Mercado ( Ponce, Puerto Rico, 1932. San Juan de Puerto Rico 2019), no se le ocurrió más que hacer, dada la personalidad del astrólogo, una parodia.
Y la generación de cristal, los niños de miel, que lo mismo lloran por los Animaniacs que de Lo que el viento se llevó han armado un escándalo. El documental no necesita está publicidad. Habla por sí solo.
Por principio de cuentas, comprueba que hay tres pisos para la cultura: la alta, hacia abajo la de masas y un piso intermedio en donde los antes personajes populares toman un significado social.
Entre otras cosas es el fenómeno que retrata el documental: un personaje estrafalario, con coqueteos al mal gusto, es visto por una generación, la que ahora oscila entre unos tempranos cuarenta, unos medianos treinta y unos torpes veinte, como un ejemplo de triunfo social, para la comunidad de habla hispana. Dame pues un referente y te daré una misión.
Como tema está presente también la diversidad sexual – asunto del que se agarraron contra Derbez-, con sus visos de reivindicación y paleta de colores.
De algún modo se puede leer también que el personaje es tomado como una bandera de representación para los hispanohablantes. Pero lo que subyace es como la cultura pop en su representación más pedestre con los años es reivindicada por la generación siguiente.
Hay otro tema y es quizá el más humano, el más sutil, la lucha digna de un viejo medio bribón, pero bien intencionado, que se reconoce personaje de un solo papel, darle a la gente esperanza y mentiras.
En esta parte, el tema de la tercera edad es quizá el más profundo y conmovedor. Uno llega a viejo haciendo lo que se ama, con suerte y a veces mandando mucho, mucho amor.
