Empresarios: no nos han Invitado

*Quieren Estar en la Reunión AMLO-Trump

*La 4t les Quitó el Poder de Influir en Política

*Participaron en el Cuarto de Junto y no van

*Carlos Salazar y el CCE, Ignorados y sin Fuerza

Por Gerardo Lavalle

Durante décadas la iniciativa privada, aglutinada en sus cúpulas del Consejo Mexicano de Negocios y el Consejo Coordinador Empresarial, tuvo derecho de picaporte en Los Pinos y en Palacio Nacional. Sus distinguidos miembros siempre fueron bien vistos por los presidentes en turno y, por supuesto, por los funcionarios con los que estaban obligados a concretar lo que acordaban con el Jefe del Ejecutivo.

En el gobierno de Luis Echeverría Álvarez hubo ruptura pero los prominentes hombres y mujeres de negocios de México y del extranjero resistieron los embates y se reacomodaron con el sucesor, José López Portillo con quien, a su vez, rompieron lanzas en el último año de su mandato porque les nacionalizó la banca.

Con Miguel de la Madrid Hurtado las aguas volvieron a su cauce. Fue el inicio del neoliberalismo económico y social y los beneficiados fueron todos aquellos que durante 12 años vivieron en la incertidumbre.

Los siguientes sexenios fueron de miel sobre hojuelas. Múltiples contratos por asignación directa. Habría sido 1994 el clímax de los beneficios: el Tratado de Libre Comercio de América del Norte –México-Estados Unidos-Canadá- abría no una ventana sino miles de ventas de oportunidades para ingresar a las ligas mayores del comercio, servicios y productos mexicanos. Y los dueños del dinero aprovecharon todas y cada de rendijas por las cuales se colaban los grandes negocios.

Como todo lo que comienza, las buenas relaciones entre los Presidentes de México y el empresariado nacional y extranjero, llegaron a su fin.

LA 4T Y LOS PRIMEROS 12 MESES DE GOBIERNO

Las largas negociaciones por la modernización del TLCAN, iniciadas en el gobierno de Enrique Peña Nieto y concluidas con la participación de funcionarios del gobierno sucesorio, permitieron que los neoliberales –ahora alejados del proyecto gubernamental- participaran entusiastamente en aquellas y desde el “cuarto de junto” opinaran, se coordinaran con los representantes oficiales, fueran escuchados y sus sugerencias tomadas en cuenta.

Juan Pablo Castañón presidía el Consejo Coordinador Empresarial y su relación personal y profesional con Peña Nieto, Idelfonso Guajardo, secretario de Economía y jefe de la delegación mexicana que renegoció el ahora T-MEC, le dio la oportunidad de convocar a 300 personajes de la IP: empresarios, analistas, expertos en comercio exterior, especialistas en telecomunicaciones, derecho de autor, asuntos laborales etcétera.

Todos trabajaron arduamente codo con codo con los funcionarios federales de los regímenes en funciones y el de transición. Llegaron al final de la jornada concediendo y cediendo, pero salvaron el acuerdo comercial que México aprovechó durante 36 años a plenitud.

El pasado, como tiempo utilizado por el presidente López para cuestionar el sistema neoliberal, cobró la factura: entre el Gobierno federal y la IP se rompió el diálogo y en dos ocasiones sus representantes fueron virtualmente “echados” de Palacio Nacional y las puertas se cerraron.

2019, EL AÑO DE LAS PROMESAS

El terso trato que había entre el sector privado y el Gobierno federal se constataba en las reuniones, en los anuncios de inversión, en los compromisos de colaborar para que el país alcanzara el crecimiento económico del  4 por ciento del PIB prometido por el presidente López.

El 13 de junio de 2019, Antonio del Valle, presidente del Consejo Mexicano de Negocios –la cúpula de cúpulas de la IP-, anunciaba frente a la presidente López en una reunión del CCE, que los empresarios invertirían 32 mil millones de dólares –unos 623 mil millones de pesos al tipo de cambio de aquella fecha- a lo largo del año para generar empleo y desarrollo.

En aquella ocasión, el directivo empresarial estableció que la inversión del sector privado es de 75 por ciento del total que se realiza en el país.

Los meses pasaron. La relación se enfrió y las inversiones no se concretaron.

Los esfuerzos de Alfonso Romo, jefe de la oficina de la Presidencia, para que el presidente López recibiera a los empresarios a fin de reactivar las inversiones, fueron infructuosos. Al final del año, las cosas ya no pintaban bien y en este 2020 se presentó la ruptura total, con el consiguiente freno en el crecimiento, el aumento del desempleo, más allá del ocasionado por el Covid-19, sino por la mala elación entre ambos entes.

QUEREMOS IR PERO NO NOS HAN INVITADO

El T-MEC inició oficialmente como acuerdo sustituto del TLCAN el miércoles primero de julio. Dos semanas antes, se anunciaba en Palacio Nacional que el presidente López iría a Washington para una reunión trilateral con ese motivo.

Se esperaba que su viaje coincidiera con el arranque del nuevo acuerdo. Problemas de agenda –no se sabe si de aquí o de allá- impidieron que se reunieron López, Trump y Trudeau. Se hicieron los ajustes y mañana 8 de julio y hasta el 9, el presidente de México estará en Washington en una visita de trabajo. La presencia del premier canadiense no había sido confirmada.

Carlos Salazar, dirigente del CCE, se quejó amargamente de que la Presidencia ni la Secretaría de Economía los habían convocado para estar presente en la reunión a celebrarse en la Casa Blanca.

“Queremos ir pero no nos han invitado”, respondió a los periodistas de Fórmula Financiera, Maricarmen Cortés, José Yuste y Marco Antonio Mares.

La política es el arte de lo posible (o imposible) y no obstante ser malqueridos por el presidente López, Salazar clama por la invitación. Hace política.

Al cierre de esta edición no se conocía si la cortesía de que acompañen al presidente se concretó o si los conspicuos hombres de negocios se quedaron con las ganas de estar, otra vez, en la Casa Blanca.

Acerca de misionpo 36796 Articles
Noticias nacionales e internacionales. Investigación y reflexión política.