Una Semana Difícil

Temas Centrales

Por Miguel Tirado Rasso

mitirasso@yahoo.com.mx

“Esta semana fue difícil”, con estas palabras el Presidente, Andrés Manuel López Obrador, inició su mensaje sabatino de la semana pasada. Y no era para menos la calificación presidencial por lo sucedido en esos días en nuestro México, en donde hubo de todo.

El coronavirus continuó imponiendo su realidad, al inicio de la semana, desoyendo los embates oficiales sobre una curva que no se aplana y que, en contra, sigue ascendente con terribles resultados en contagios y defunciones que colocaron al país, después de Brasil, como el segundo con más decesos (sobre 27,000) en Latinoamérica. Una circunstancia en la que, se nos ha dicho, debemos aprender a convivir con el virus e “incorporar prácticas de higiene y prevención en la nueva realidad” (Hugo López Gatell dixit), como recomendación.

El martes, un fuerte temblor de 7.5 grados, habría causado alarma entre la población. El reporte de este fenómeno ubicó como su epicentro el estado de Oaxaca en donde, lamentablemente, se registraron once defunciones. En el resto del país, en donde el sismo se sintió, los daños materiales fueron menores, aunque el susto, sí fue mayor.

El miércoles, del exterior nos llegaría una mala noticia. En la actualización del panorama económico mundial, realizada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), en el contexto del confinamiento para prevenir la propagación del Covid-19, el pronóstico para nuestro país es sombrío. Si bien, derivado del enfrentamiento a la pandemia, el daño económico, ha sido mundial, a unos países los ha lastimado y, afectará, mucho más que a otros.

Según el pronóstico del organismo financiero, México sufrirá una de las tres contracciones más agudas del planeta, con un derrumbe del PIB de 10.5 por ciento en 2020, mayor que el 6.6 por ciento calculado por el mismo Fondo, en abril pasado. En esta condición, nos supera Francia, con una caída del 12.5 por ciento y España e Italia, con 12.8. Etiquetada por el organismo como “una crisis como ninguna otra”, sus proyecciones de abril, a estas alturas, quedaron cortas. De acuerdo al último análisis, en este año el PIB mundial caerá 4.6 puntos, y no 3 puntos, como lo habían pronosticado. En el caso de los EUA, su cálculo había sido de una caída de 6 por ciento del PIB, que ahora estiman en 8 puntos, con todo y el millonario apoyo fiscal y monetario de su gobierno.

El viernes por la mañana, el secretario de Seguridad Ciudadana de la capital del país, Omar García Harfuch, sufriría un atentado, con características que no se habían visto en esta ciudad. Un grupo de sicarios, bien apertrechado con rifles de asalto, fusiles Barrett, granadas de fragmentación, bombas molotov, le tendió una emboscada en una zona residencial de la ciudad, con saldo de tres personas fallecidas y el funcionario, lesionado. Un verdadero desafío al gobierno y al estado de derecho, por parte, según se ha dicho, de uno de los cárteles más violentos y poderosos del país (CJNG), lo que siembra dudas sobre la estrategia seguida por el gobierno en materia de seguridad.

El tema de la seguridad ciudadana, sigue siendo uno de los grandes pendientes de la 4T, que, con todo y la guardia nacional, no ha logrado detener la ola de violencia que, desde el inicio de esta administración, va en aumento. Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, 2019 ha sido el año con más muertes violentas desde que se lleva registro, con un total de 34,582 homicidios dolosos. Un promedio de 94.7 víctimas, cada día. Entre enero y mayo de este año, según datos oficiales, se tienen registrados 14,631 homicidios violentos, lo que arroja un promedio diario de 96.2 personas asesinadas.

Atacar este problema en sus orígenes resulta conveniente, pero insuficiente cuando se ve que, lejos de disminuir, el número de víctimas aumenta. Algo está fallando, algo hay que revisar, porque los del crimen organizado están escalando su desafío, con agresiones sin límite. En este tema no caben ideologías ni colores partidistas. Se trata de sumar el esfuerzo de todos para combatir al verdadero enemigo, que es el crimen organizado. Al menos en seguridad, debería de hacerse a un lado la retórica que polariza, divide y enfrenta a los mexicanos.

Cuesta trabajo entender la reacción de algunos morenistas que, en momentos difíciles, como los actuales, no pierden ocasión para sembrar odios y, lejos de buscar soluciones, imaginan culpables, crean fantasías e inventan teorías de la conspiración. Cómo es posible que haya quien afirme que este atentado fue una acción del crimen organizado “contra el gobierno de la capital y la 4T” y que “los sicarios del narco son la contracara del sicariato mediático”, como tuiteó John Ackerman. O, que señale, como lo hizo Epigmenio Ibarra, que el ataque fue una acción coordinada entre el crimen organizado y una derecha golpista.

Con interpretaciones tendenciosas y acusaciones sin fundamento e irresponsables, resulta difícil armar una estrategia efectiva para combatir a la delincuencia, pues empeñados en politizar la seguridad, se equivocan de enemigo que sigue aprovechando la distracción y el divisionismo provocado.

Una semana difícil, ciertamente, y lo que falta.

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