Por Jesús Michel Narváez
Todas las mañanas en sus conferencias de prensa –cómo no, si el jefe las hace ¿por qué yo no?- la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México aparece con cubrebocas. Y en sus recomendaciones está usarlo cuando hay necesidad de abandonar la casa, la oficina, el negocio y se camina con libertad.
Sin embargo, al igual que su jefe, el Presidente López, en eventos públicos no lo usa.
Eso ocurrió cuando la mañana del jueves inauguró junto con el secretario de Obras y Servicios, Jesús Esteva Medina, el puente vehicular de Circuito Interior y Eje 6 Sur-Trabajadores Sociales en la Alcaldía de Iztapalapa. Ninguno llevaba cubrebocas y la gráfica en donde cortan el listón no deja mentir.
En la foto hay que verse bien aunque la pandemia del Covid-19 aún no alcance el pico máximo como lo advierte el doctor Hugo López-Gatell.
Sin duda la máxima autoridad en el control de la epidemia es el epidemiólogo. Sus recomendaciones deben ser respetadas por tirio, troyanos y ciudadanos a los que deben acompañar los servidores públicos.
Vaya, poner el ejemplo para que los gobernados tengan confianza en lo que se les informa y recomienda. Si quienes tienen y ejercen el poder público se muestran con el cubrebocas, exhiben su lavado de manos constante y el uso del gel antibacterial, los mortales de a pie sabrán que lo recomendado es lo correcto.
Sin embargo, el primero en poner el desorden ha sido el presidente López. Se niega a usar gel –y ahí están los videos grabados y jamás respetó la sana distancia.
El 3 de abril, con la pandemia en todo su apogeo e infectado a miles de personas, el presidente López saludó de mano a la mamá de El Chapo Guzmán, se dejó abrazar por el abogado de la familia Guzmán y nunca guardó la sana distancia.
Luego, con sus llamados a no encerrarse, a darse de abrazos, a apapacharse, mostró que no tenía –y no tiene- la menor idea del tamaño de la crisis sanitaria. Al reiniciar sus giras, se negó a viajar en avió porque por protocolo aéreo tenía que usar el cubrebocas. Prefirió ir por carretera de la Ciudad de México a Cancún y luego viajar a Campeche hasta terminar en Villahermosa.
Y doña Claudia ya rompió el compromiso con sus gobernados. ¿Cómo exigir que al estar en la calle o entrar a un supermercado, un banco o tienda de conveniencia se use el cubrebocas si ella ya lo arrojó a la basura?
Si mantiene el uso frente a la escasa presencia de los periodistas que cubren sus conferencias demostrará su temor porque la contagie alguien que escribirá bien de su trabajo. Valoraciones personales. Y ni modo de hacer algo.
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