Por Iván Ruiz Flores
¡En México hay un presidente “pata de perro! No digo “tenemos” porque yo no voté por él.
Y aunque es cierto que recorre pueblos y ciudades del país por obligación (y porque necesita mantener interesados a toda su clientela electoral, pues por eso les paga), también es verdad de a kilo que, su naturaleza no es el escritorio ni el trabajo que necesariamente debe desarrollar un mandatario: revisar, vigilar, las cuestiones de diversas disciplinas que al actual le parecen aburridas y, desde luego, totalmente desconocidas, aunque diga lo contrario.
Después de que el propio Andrés Manuel López Obrador se dio el permiso (que malamente extendió a toda la población para justificar sus viajes y abandonar el encierro) en menos que canta un gallo salió de Palacio Nacional (del que ya debe estar hasta el gorro) y obviamente de la Ciudad de México para irse al sureste, curiosamente a su casa “La Chingada”, donde ojalá se quede un buen tiempo… descansando. Pretextos sobran.
No es el primer presidente callejero. A López Mateos (Adolfo) le decían “Adolfo López Paseos”, por sus viajes al extranjero.
Lo que sí ocurre por vez primera en México son las agresiones contra todo aquel que ejerza la libertad de crítica o que esté en desacuerdo con alguna de las políticas presidenciales.
La prensa, los organismos autónomos, como el INE, los empresarios, los actores y deportistas que lo criticaron, los gobernadores que no se sometieron a sus caprichos, los médicos, los importadores de medicamentos, los denominados “científicos”, etcétera, etcétera y decenas de etcétera.
Y mientras, aquellos a los que se les ha demostrado su corrupción en estos los tiempos del coronavirus, no los toca ni con el pétalo de una rosa no obstante la exhibición hecha y las denuncias realizadas.
Así, viendo la paja en el ojo ajeno y disimulando que ve la viga en el propio, no se cansa de repetir:
“Vamos a limpiar de malos funcionarios el gobierno; quienes tengan malos antecedentes no van a poder trabajar, laborar, en el gobierno nuevo, en el actual gobierno”.
De ahí que la popularidad de este tabasqueño vaya aceleradamente en picada. Se pensaba, hasta ahora, que abril era el peor mes del descenso, ya que de acuerdo con la encuesta Aprobación Presidencial de Andrés Manuel López Obrador, de Consulta Mitofsky (para El Economista), se trató de la aprobación más baja desde que asumió la Presidencia de la República y la primera vez en que la desaprobación promedio (52%) rebasa a la aprobación presidencial (en el periodo de noviembre del 2018 a la fecha).
Sin embargo, no todo está escrito y no tardará mucho en darse a conocer la encuesta de mayo, sobre la cual hay quienes aseguran que será la peor. Ya se verá.
Lo que no debe seguir (pero continuará) son los distractores presidenciales, vía los insultos y las agresiones en contra de millones.
A este personaje tan polémico le convendría dar una revisada a los discursos del presidente Manuel Ávila Camacho.
El dijo, por ejemplo:
“Desde el primer día de mi Gobierno proclamé el sincero olvido de agravios políticos, porque comprendo que debemos seguir normas civilizadas, que aparten la tragedia de la vida nacional, que aumenten la educación cívica del pueblo y que hagan que México continúe siendo un país donde toda opinión pueda ser expuesta bajo el amparo de las leyes y sin temor de represalias”.
Hay otra más:
“Estoy convencido de que la hostilidad hacia los que fueron adversarios electorales, no es compatible con la democracia. Un régimen lealmente dispuesto a interpretar el sentir de los gobernados debe comenzar por excluir toda animosidad de sus programas. De ahí que se haya cuidado de guardar escrupulosamente esta línea de conducta en todos los actos del Gobierno”.
También este planteamiento:
“La oposición, cuando es bien intencionada, despierta en los hombres de gobierno el sentido de la autocrítica, los orienta respecto de los diferentes matices de la opinión, los que no deben tener más límites que la conservación del orden público y el rechazo enérgico de influencias extrañas a nuestra nacionalidad”.
Slgo más:
“Por cuanto a las relaciones con los gobiernos que rigen los destinos de las Entidades Federativas, el Ejecutivo Federal ha cuidado invariablemente de no menoscabar las soberanías locales consagradas por nuestra Carta Magna.
Finalmente:
“Reuniones científicas de importancia innegable han tenido lugar en México y algunas más se preparan para el año entrante, lo cual indica que nuestro país es considerado como patria abierta a la cultura, en momentos en que las posibilidades de crearla y difundirla han menguado en el Continente donde la guerra y la opresión destruyen las más preciadas conquistas del pensamiento civilizado”.
