El decreto presidencial de austeridad puso en vilo el destino de 47 subsecretarías del gobierno federal a las que en conjunto se les asignó un presupuesto para este año de 168 mil 585 millones de pesos.
De esas 47, 10 serán canceladas, de acuerdo con el decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 23 de abril por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Según lo anunciado, aun con la medida se garantiza el empleo con el mismo rango y los mismo ingresos a los funcionarios que dejen esos cargos. La decisión está por conocerse.
De las 16 secretarías, destacan tres, la de Relaciones Exteriores, de Educación Pública y Economía con la mayor cantidad se subsecretarías, con cuatro cada una.
Sin embargo, la Secretaría de Energía, de Rocío Nahle, cuenta con la subsecretaría más onerosa, la de Hidrocarburos, con un presupuesto para este año de 46 mil 331 millones de pesos, el doble de lo autorizado para la secretaría de Hacienda en su conjunto.
Esa subsecretaría de la Sener absorbe casi la totalidad de los 48 mil millones de pesos aprobados para la dependencia.
La Secretaría del Bienestar, a cargo de María Luisa Albores, cuenta en su estructura con la segunda subsecretaría más costosa del gobierno federal, la de Planeación, Evaluación y Desarrollo Regional, con 28 mil 576 millones de pesos asignados para este año, un monto similar al presupuesto autorizado para la Secretaría del Trabajo y Previsión Social.
Destaca la Secretaría de la Función Pública como la dependencia con el presupuesto más bajo para sus subsecretarías, al contar con sólo dos que le cuestan poco más de 37 millones de pesos.
La Secretaría de Desarrollo Agrario, territorial y Urbano (Sedatu), de Román Meyer, destina apenas 71.9 millones de pesos a sus tres subsecretarías.
Mientras que la Secretaría de Turismo, a cargo de Miguel Torruco, cuenta con tres subsecretarías a las que destina poco más de 75 millones de pesos.
En conjunto, 10 de las 47 subsecretarías gastan 78 de cada 100 pesos asignados para estas áreas de gobierno.