*Pretenden Derribar al Gigante al Debilitar sus Piernas
*Impulso a la Unidad Entre Partidos de Centro y Derecha
*Algo Acerca del Recuerdo de Pablo Emilio Madero Belden
*Su Renuncia al PAN Junto a Otros Militantes
*La Participación de Empresarios y los Guerrilleros de Escritorio
Por Rafael Navarro Barrón
¡Qué México! Después del espejismo oficial que habla de la disminución (de la curva de aplanamiento) del Coronavirus, ahora conoceremos la insurgencia social de los empresarios e intelectuales mexicanos que conforman el Frente Nacional Anti-AMLO, un movimiento que pretende conseguir la renuncia del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
Sin ningún chihuahuense visible en el frente -hasta ahora- la insurgencia social “cae como anillo al dedo” en un momento en el que los empresarios habían emprendido auténticos rounds de sombra contra las decisiones, anti neoliberales, del presidente de la república en turno.
No será el 2021, sino el 2022, la fecha determinada por los frentistas para el derrocamiento del primer presidente de izquierda que llega al poder. El próximo año, impulsando estrategias de unidad con partidos políticos de centro y de derecha, se pretende derribar al gigante, debilitando sus piernas; se pretende ganar la mayoría en la Cámara de Diputados y hacer la vida imposible al presidente López Obrador.
Los empresarios chihuahuenses han sido participativos en las luchas cívicas y políticas nacionales, pero a esta guerra no se han enlistado, seguramente por el enorme daño que ha causado a sus empresas el tema de la pandemia.
Diezmados y vitoreados, los chihuahuenses han incursionado en los cambios políticos de la nación desde la década de los 80s. Por eso al estado se le denomina el ‘laboratorio político de la nación’.
En el Estado de Chihuahua se recuerda la lucha cívico-política que originó la caída del gobernador Oscar Soto Maynez, en un movimiento político y social encabezado por el empresario Lázaro Villarreal, padre de quien fuera alcalde de la fronteriza Ciudad Juárez, nos referimos a Francisco Villarreal Torres.
También los nativos de Chihuahua participaron en la lucha política y social, de la década de los 80s y 90s. Por primera vez se suprimía la llegada de profesionistas, políticos y militares a los cargos públicos para dar paso a un empresariado que al paso del tiempo se convirtió en voraz y pragmático.
El solo recuerdo de Pablo Emilio Madero Belden, hijo del General Brigadier revolucionario Emilio Madero González y, por lo tanto, sobrino de Francisco I. Madero, la principal figura política del inicio de la Revolución Mexicana nos lleva al esclarecimiento de ese brinco dado por los dueños del dinero.
Pablo Emilio fue un ingeniero químico de la UNAM y político mexicano, antiguo miembro del Partido Acción Nacional desde 1939 como miembro juvenil. Fue Presidente Nacional del PAN de 1984 a 1987, cuando la mayor insurgencia política se dio en el país.
¿Pero qué ocurrió? En 1991 renunció al PAN junto con otros antiguos militantes debido a su desacuerdo con la dirigencia nacional a la que acusan de haber claudicado ideales y principios en favor de acuerdos con el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. La principal acusación era contra el empresario chihuahuense Luis Héctor Álvarez.
La participación social y política de los empresarios siempre ha ido de la mano de quienes socialmente son considerados como intelectuales, auténticamente reconocidos como fifís, como guerrilleros de escritorio. Esos intelectuales están ahora en el nuevo Frente que busca la caída del presidente.
Se trata de empresarios poderosos, soñadores, cobardes y pragmáticos. Posiblemente el pueblo y la historia les dé la razón en sus exposiciones, en cuanto al gobierno de AMLO; la contradicción genera un serio conflicto, pues definen su estrategia de lucha utilizando las gacetillas periodísticas de los intelectuales en turno que se distinguen por sus altos niveles de cohabitación con cierto grupo del poder político. Ninguno goza de un purismo que salve su reputación en la nueva alcoba.
El hartazgo social es motivante para emprender la lucha política, pero se olvidan de la historia. Ocurrió en el Estado de Chihuahua. La rebelión de los empresarios y sus gerentes atizaron el fuego político en un momento crucial para México.
El ex líder nacional del PAN, Pablo Emilio Madero, había replicado una versión tenebrosa que fue inmediatamente desechada por los adversarios blanquiazules de esa época. El político coahuilense denunció que un grupo de empresarios, poderosos inversionistas, estaban atrás de la lucha electoral y que existía una estrategia para que, a través del Partido Acción Nacional, ocuparan espacios públicos, de todos los niveles, con el fin de sacar al PRI del poder.
Desde la época revolucionaria, el despertar de los ochentas y la nueva estrategia que lanzan los empresarios mexicanos, nunca se enarbola un beneficio a favor de los jodidos, sino privilegiando sus intereses económicos; los pobres, a final de cuentas, nunca están en sus agendas e importa poco crear un camino de bienestar, pues el razonamiento siempre es el mismo: gano yo y ganan los de abajo, los peones, los desposeídos.
Por lo pronto, Pedro Luis Martín Bringas, accionista de la cadena de tiendas de autoservicio Soriana, quien se presenta como líder del Frente Nacional Anti-AMLO y los otros luchadores sociales, emprenderán varias batallas desde la bazuca conocida como Zoom.
Lo harán divagando frente a un vaso de vidrio sudado por el hielo que enfría un té negro; o desde el ‘estudio’ donde cuelgan los animales pasados por expertos taxidermistas.
Y desde esos foros, Martín Bringas definirá que «así como el coronavirus no respetó a ricos, pobres, estudiantes o profesionistas, queremos que el Frente sea el detonante para que, antes del 1 de diciembre, el señor López Obrador se vaya a su casa y salvemos a este país», según explica el empresario.
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