Con la conexión de más de 40 senadores –de todos los grupos parlamentarios–, la Junta de Coordinación Política del Senado de la República, fue la anfitriona de una reunión de trabajo a distancia, ahora con el secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo, quien no obstante la cordinalidad y amables saludos a las y los legisladores de Morena y sus aliados, así como del llamado bloque opositor, fue bombardeado desde el inicio.
Ricardo Monreal Ávila, presidente de la Junta, en tono amable y pausado, preguntó fuerte por la falta de resultados de la Guardia Nacional y la necesidad del uso de las Fuerzas Armadas para complementar sus tareas y que si ello no lleva a la militarización del Estado. Inquirió también en el sentido de que se ha privilegiado más la fuerza que la inteligencia, cómo se había prometido.
Con firmeza, le dijo que, por su trayectoria (la de Durazo) está obligado a rendir frutos. Y, Monreal, quien fue parte sustantiva en la discusión y aprobación de la Guardia Nacional, directo, le lanzó interrogantes, como éstas:
El acuerdo expedido por el Ejecutivo Federal y publicado el 11 de mayo, ¿implica falta de resultados de la estrategia de seguridad que usted coordina?; ¿La Guardia Nacional no ha tenido los resultados esperados, y por esa razón se decidió la utilización de las Fuerzas Armadas en temas de seguridad pública?; ¿Ello implica, en su opinión, la militarización del Estado?
Más aún, le interrogó sobre ¿Dónde queda el objetivo de construir una corporación policiaca civil?; ¿Cómo se vinculan las Fuerzas Armadas en materia de seguridad pública con las obligaciones de las policías civiles en materia del uso de la fuerza o en el registro de detenciones?
También la senadora presidenta de la Mesa Directiva dejo ir suavemente sus inquietudes, las que, dijo, son muchas dados los últimos acontecimientos, así como su interés por saber sobre el diseño de los programas para atender la problemática de la seguridad pública, la cual no parece mejorar desde hace 15 años.
El titular de Seguridad Pública y responsable del actuar de la Guardia Nacional, saludó sonriente, desde su pantalla, a cada uno de los y las legisladores por nombre y respondió que no hay cambios en la estrategia de seguridad nacional, pues se privilegia la inteligencia sobre el uso de la fuerza, de tal manera que no se han suscitado represiones.
Explicó que los acuerdos tomados no implican dotar de mayores atribuciones a las Fuerzas Armadas, sino por el contrario: limitarlas. Agrega entonces que el acuerdo –del 11 de mayo–, permite que el Ejército ejerza doce de las facultades que tiene el reglamento de la GN, pero más que facultades, aclaró, son atribuciones.
Entra en el tema del reclutamiento de la GN e informa que mes a mes avanza en su programa de incorporación de nuevos elementos e informa que se han graduado seis mil elementos más, por lo que –a su juicio—resulta una contradicción hablar de militarización, cuando esta va a la baja: “la GN cuenta en la actualidad con un despliegue de más de 90 mil elementos, y si bien no consolida aún sus capacidades operativas, este año se cubrirán 200 de las regiones de las 266 existentes, con un despliegue de 150 mil elementos, para llegar a 200 mil en el 2024”.
Hace ver que muchas veces son los procesos judiciales los que hacen que se trastoquen las acciones. Y ejemplifica con la reciente detención de 31 sujetos de la Unión Tepito, y que luego fueron liberados por la mala elaboración de la documentación correspondiente. Asegura entonces a los legisladores en que “ahora los informes policiacos se hacen con mayor responsabilidad, y eso es parte de la formación institucional”.
Para Durazo, la GN es un éxito en materia de seguridad y apego a los derechos humanos.*