El mundo ha emprendido con mucha aprensión y nervios la senda del desconfinamiento, y los países más afectados temen ante todo una segunda oleada de infecciones. Todos los países sueñan con una vacuna que ponga fin a la pandemia.
Pero el gigante farmacéutico francés Sanofi suscitó indignación al anunciar que si hallaba la vacuna la distribuiría primero en Estados Unidos, cuyo gobierno se adelantó y se asoció a las investigaciones, costosas y llenas de riesgos.
“Los esfuerzos realizados en los últimos meses muestran la necesidad de que esta vacuna sea un bien público mundial, ajena a las leyes del mercado”, protestó el presidente francés, Emmanuel Macron.
“El objetivo es que esta vacuna esté disponible a la vez en Estados Unidos, en Francia y en Europa de la misma manera”, declaró el director de Sanofi en Francia, Olivier Bogillot.
Pero, en la práctica, sólo será posible “si los europeos trabajan igual de rápido que los estadounidenses”, añadió Bogillot.
Actualmente, existen más de 100 proyectos y se llevan a cabo una decena de ensayos clínicos. Pero la llegada de una vacuna en el plazo de un año es una previsión “optimista”, estimó la Agencia Europea de Medicamentos (EMA).
En una conferencia de prensa virtual, Marco Cavaleri, el jefe del departamento de Vacunas de la EMA, subrayó que una vacuna podría aprobarse, “en el escenario más optimista”, en un plazo aproximado y mínimo de un año, aunque aseguró que la agencia está “haciendo todo lo posible” para acelerar el proceso, manteniendo contacto constante con 33 laboratorios.
Cavaleri se mostró escéptico sobre el plazo señalado por la Universidad de Oxford (Reino Unido), que prometió finalizar en agosto las pruebas clínicas de una vacuna contra el Covid-19 que lleva a cabo desde abril, porque consideró que el desarrollo de este tipo de medicinas y la aprobación de una licencia por parte de las autoridades sanitarias correspondientes requiere más tiempo.
El virus es un desafío que no conoce fronteras, y la humanidad quizás tendrá que aprender a convivir con él, recordó la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Pero, a pesar de las dudas, y mientras las científicos trabajan a contrarreloj, los gobiernos reconocen que están obligados a reactivar sus economías.
Japón levantó el estado de emergencia en la mayoría de regiones del archipiélago, y en Europa, donde la pandemia se está cebando con más de 162 mil muertos, la mayoría de los países iniciaron una desescalada del confinamiento.
En Estados Unidos, las playas de Los Ángeles, cerradas seis semanas, reabrieron sin que la gente pueda poner su toalla o jugar voleibol. El uso de tapabocas fue declarado obligatorio en la ciudad.