Por Jesús Michel Narváez
Cuando el presidente López Obrador les dio por segunda ocasión el portazo Mariano a los empresarios y ordenó a la secretaria de Economía “escucharlos”, el sector privado confirmó que en la 4t no son bienvenidos.
No se ha sabido si Graciela Márquez ya recibió a Carlos Salazar y su equipo o si la instrucción fue simplemente para quitarse la roca del zapato que le impide caminar correctamente al habitante de Palacio Nacional.
De ahí que resulte novedoso e importante lo que realizó ayer el coordinador de la bancada de Morena y jefe político en el Senado, Ricardo Monreal, al sostener un diálogo con la cúpula empresarial encabezada por el presidente del Consejo Coordinador Empresarial.
Probablemente no se avance más, o mejor dicho, no se advierte que esta reunión virtual haga cambiar de parecer a López Obrador.
Su empecinamiento de considerar a todo aquel empresario rico –con las excepciones de Carlos Slim y Ricardo Salinas- parte de los neoliberales, fifís, de la mafia del poder, integrantes de la corrupción y no aceptar ninguna acción que no se le haya ocurrido a él, lo llevó a dar otro portazo a las propuestas del sector privado.
Y no va a cambiar. Porque su proyecto político recibió un regalo de la naturaleza: el Covit-19 que le cayó como “anillo al dedo” para avanzar en la “transformación”. Y porque en su gabinete no hay un solo integrante que le haga ver la realidad real que, para López Obrador, no existe y es invento de los adversarios neoliberales.
Sin embargo, si Monreal lograr llevar a Palacio Nacional las propuestas del CCE mientras desayuna chilaquiles y bebé chocolate, es posible pero improbable, que su anfitrión decida tomar alguno de los planteamientos realizados por especialistas que, por sus conocimientos neoliberales si usted quiere, cuentan con sustento para reactivar la actividad la economía y al mismo tiempo detener la caída abrupta del empleo formal.
No estoy cierto que abra los oídos para escuchar. Él solo oye. E impone sus equivocados planteamientos. Ahí está el reúso de las fuerzas armadas para seguridad, un tema que se casó de cuestionar a lo largo de sus campañas en busca de la Presidencia y del cual brotó el compromiso: de ganar, los soldados regresarán a sus cuarteles. Ni un militar más haciendo tareas de corresponden a los civiles.
Es entendible que ante el incremento de la violencia busque caminos que lo lleven a encontrar una pacificación. Porque ya se dio cuenta que los abrazos y las acusaciones con las mamás de los criminales, simplemente no funciona.
La 4t rechaza a los empresarios. Monreal los apapacha. ¿Tendrá línea o se fue por la libre? El largo colmillo del zacatecano está afilado en Palacio Nacional.
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