Por Jesús Michel Narváez
En mi Punto de Vista publicado ayer comenté que no entendía de qué hablaba el presidente cuando anunció que tenía dinero en caja y contaba con más reservas.
Señalé que no imaginaba que se hubiera referido al dinero de los trabajadores ahorrado para suspensiones.
No había leído la iniciativa del diputado de morena Edelmiro Santiago Santos quien presentó una para que el Banco del Bienestar se haga cargo del manejo de los 5 billones de pesos que se encuentran depositados en las Afores.
El presidente ya desapareció los fideicomisos y obtuvo liquidez por más de 700 mil millones de pesos que le dan margen de maniobra y ahora con los recursos de los trabajadores seguramente hará de las suyas.
López Obrador y sus huestes están decididos a terminar con todo aquello que esté fuera de su control y, disponer de los dineros destinados para las pensiones, no es nada que pueda aplaudirse.
Incluso, podría afirmar sin tener en la mano la ley correspondiente, que el uso de las pensiones para otros fines que no sean sobrevivir en la vejez, sería ilegal. Pero eso no importa. Se cambia la ley y punto. Para hacer las modificaciones legales están sus súbditos legisladores.
Algo por supuesto que no le importa a quién vive en Palacio Nacional y se luce en el jardín de la emperatriz para grabar sus videos y difundirlos en sus canales de propaganda política.
Al presidente le irritan las críticas y lo sigue demostrando pero ¿cómo callar ante el abuso del poder?
López Obrador quisiera recibir aplausos de todos incluidos los periodistas a quiénes nos tomó ayer de bajada y nos endilgó suficientes descalificaciones.
Su justificación es que los periodistas estamos al servicio del poder, suponemos que el económico porque el político no es quién nos contrata, y dijo que nos falta profesionalismo y ética
Seguramente no se ha visto en el espejo o su espejo no sabe contestar. Porque si alguien miente, engaña, carece de ética y denigra, es él.
En torno a la disposición de reservas, pues que se sepa los ahorros de los trabajadores no pertenecen al Estado y mucho menos son recursos que puedan utilizarse para sus faraónicas obras o para mantener a sus ejércitos dedicados a dispersar recursos entre los pobres para no perder la clientela electoral.
No señor presidente, usted no puede utilizar un dinero que no le pertenece porque no fue ahorrado evadiendo impuestos, que por cierto, usted nunca ha pagado
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