*Futuro: Crisis Económica, Desempleo y Quiebras
*En Momentos de Crisis la Fraterna Solidaridad
*Pero Volveremos a ser Antropocéntricos y Egoístas
*También Ingratos y Voraces al Regreso de la “Normalidad”
Por Ezequiel Gaytán
Todos los días, desde que inició la crisis sanitario-asistencial, leo y escucho mensajes de optimismo, reflexiones acerca de la vida, la muerte y la esperanza de que una vez superada la situación de emergencia, nos habremos dado cuenta de lo corta que es la vida, que lo suntuario es vanidad y que con la lección aprendida mejoremos y seremos humildes con nuestros congéneres y la vida en el planeta. Por supuesto que todos estamos de acuerdo con la importancia de la reflexión y de que debemos ser capaces de mejorar. Consecuentemente, le demos otros sentidos de la vida más allá de lo material.
Empero, no soy de los optimistas. La hipótesis que tengo es que después de la emergencia derivada por el Covid-19 lo que vendrá, será una crisis económica marcada por el desempleo, la quiebra de pequeñas empresas, la disminución de oportunidades, la polarización entre extremos de opulencia y de miseria y el egoísmo humano. A lo que se sumarán, como oportunistas, la delincuencia, el crimen organizado y algunos políticos de oposición y otros de Morena debido a la sucesión presidencial o las gubernaturas en sus respectivos estados.
La condición humana, lo sabemos, es dual. Por un lado, en los momentos de crisis es solidaria, fraterna y apoya las causas nobles. Por el otro, cuando impere eso que llamamos la normalidad cotidiana, los seres humanos volveremos a ser antropocéntricos, egoístas, ingratos y voraces por decir algunos de los elementos de la condición humana.
El caso es que las coyunturas sanitaria y económica habrán de pasar y empezaremos el proceso de recuperación y con él la realidad del individualismo. Los tiempos llegarán y los ciclos oscilantes también. Por ejemplo, después de la Revolución armada y la promulgación de la Constitución, en 1917 nuestra nación quedó empobrecida. Empezó su recuperación con Plutarco Elías Calles (1924-1928).
Posteriormente, durante el Maximato, no fue fácil crecer debido a la crisis de 1929. Fue durante el sexenio de Lázaro Cárdenas que la economía, inspirada en el modelo keynesiano de intervencionismo de Estado, inició la recuperación. Pero fue en el sexenio de Miguel Alemán, con el modelo de Sustitución de Importaciones, que se consolidó el crecimiento económico. Es decir, México necesitó poco más de veinte años de esfuerzos y sacrificios a fin de que se hablara de crecimiento que, por cierto, se agotó a principios de la década de los años setenta.
En otras palabras, la crisis sanitaria, nos dicen los especialistas, será superada este año, no obstante que el virus seguirá existiendo y las medidas de sanidad preventivas deberán imperar, pero la económica tardará entre dos o tres años para recuperarse dicen los conocedores. Por lo tanto se avecinan años de tensión financiera, de probable contracción de oferta del empleo formal y del impulso a la robótica, a fin de depender menos de la mano de obra. Sin embargo, debido a las tecnologías de las comunicaciones y la información, habrá cambios en la educación, pues la modalidad en línea está demostrando su capacidad y amplitud en el proceso de enseñanza-aprendizaje. También cambiarán las formas de relaciones laborales, pues el Trabajo en Casa (Home office en inglés) ya demostró ventajas y capacidad de respuesta.
Pero ¿La condición humana cambiará? En 1918 la humanidad, particularmente Europa, padeció una pandemia viral mal llamada “gripe española” y fallecieron entre 35 y 40 millones de personas. Se pensó entonces que después de la experiencia de la Primera Guerra Mundial y de dicha crisis sanitaria, las actitudes humanas cambiarían. Pero no fue así, las ideas de fascismo y nazismo florecieron, estalló la Segunda Guerra Mundial, se desarrollaron armas nucleares y biológicas, continuaron los genocidios y el impulso al capitalismo salvaje con su consecuente egoísmo. Léase, los seres humanos seguimos siendo inhumanos y nuestras actitudes poco cambiaron.
El diagnóstico nacional que tenemos, en términos sociológicos y de manera general, es el de un país dividido, pero no confrontado. De marcadas desigualdades socio-económicas y de oportunidades. Con demasiados conflictos politiqueros, con alta inseguridad y desconfianza social. Con enfermedades llamadas de la pobreza, sobre todo en el sur del país y con resentimientos sociales y raciales.
Consecuentemente, la superación de las crisis sanitaria y económica que debemos esperar requiere de esfuerzos y sacrificios solidarios. De no hacerlo, también saldremos adelante, pero nos tomará más tiempo. No creo que cambiemos, pero la respuesta está en cada uno de nosotros.