Por Jesús Michel Narváez
Lapidaria frase: el coronavirus “nos vino como anillo al dedo”. Permitirá avanzar en el proyecto de la cuarta transformación, dijo.
Andrés Manuel López Obrador no tiene medida. Utilizar una epidemia que puede matar a miles de personas y que ya mató a miles en el mundo, además de infectar a poco más de un millón, como diría el clásico, “no tiene precio” y, por supuesto, tampoco vergüenza.
Fue cínica y fuera de lugar la afirmación y yo pregunto: ¿la muerte por infección en las personas beneficia a su proyecto de gobierno?
El doctor Manuel Quijano, profesor titular de la facultad de ciencias políticas de la UNAM me envió este recuadro. Usted analícelo y saque sus conclusiones:
?? Es muy grave
?? Una amenaza mundial
?? Una gran tragedia
?? Estamos ante un gran reto
?? Un ataque a la humanidad
?? Como anillo al dedo.
Yo saqué las mías y no pueden ser otras: el presidente volvió equivocarse y demostró que no le importa el pueblo, sea bueno, fifi o neoliberal.
“Como anillo al dedo” significa que el aro queda exactamente en el lugar donde vive. No creo que la muerte e infección de los mexicanos sirva para justificar un proyecto de gobierno. Salvo, claro, que el proyecto incluya la destrucción de las libertades.
¿En qué estaría pensando López Obrador cuándo pronuncio las que podrían ser malditas palabras?