El abasto de alimentos está garantizado dentro de México y las exportaciones siguen fluyendo hacia los Estados Unidos, país que tiene una política agresiva para garantizar el suministro, afirmó Juan Carlos Anaya, director del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).
Asimismo, informó que los precios, “si bien se han movido en algunas cadenas agroalimentarias, al consumidor no se registran aumentos exorbitantes”.
Sin embargo, consideró que una vez que se determine la Fase 3 para combatir la propagación de la COVID-19, se presentarán importantes retos a corto plazo, al ser posible que no haya suficientes agricultores y trabajadores a lo largo de las cadenas de valor para garantizar el abasto, aunque se busca la forma de evitarlo”.
Reflexionó que la preocupación de fondo es sobre la capacidad de las personas para adquirir la canasta básica, en especial ahora que muchos se encuentran en paro recibiendo parcialidades de sus ingresos recurrentes o, en algunos casos, sin ingresos.
“Ese es el verdadero riesgo para los subsectores agroalimentarios de México”, indicó.
Anaya recordó que desde su inicio, 2020 ha sido un año muy turbulento en el ámbito sanitario, ya que a finales de 2019 la fiebre porcina africana devastó más del 40 por ciento del hato porcino de China, y meses después inició una pandemia desconocida hasta ese momento, ahora nombrada Coronavirus o COVID-19.
Los efectos del coronavirus sobre China han sido severos, ya que las medidas de contención provocaron que la población se aislara en cuarentena, disminuyera el tráfico aéreo y se detuviera la producción industrial. El segundo efecto económico es la desaceleración de las economías de los socios comerciales de China.
El comercio agroalimentario de China en 2018 significó 135 mil millones de dólares o 178 millones de toneladas de alimentos, cifra que en volumen equivale a 70 por ciento más alimentos de los que México produce -excluyendo forrajes- o al doble del valor de la producción alimentaria del país.
Los principales abastecedores de productos alimentarios para China son Brasil, que vendió 32.5 mil millones de dólares en productos, seguido por los Estados Unidos, que comercializó 12.6 mil millones de dólares. El tercer lugar fue Tailandia, con 9.4 mil millones de dólares, seguido de Australia y Canadá, con 8.1 mil millones de dólares cada uno.
En 2018, México envió 137 mil toneladas de alimentos a China, valuadas en 456 millones de dólares y recibió 148 mil toneladas, equivalentes a 440 millones de dólares (Unctad, 2020).
Estas cifras, señaló Anaya, llevan a pensar que el sector agroalimentario de México no tiene nada de que preocuparse, ya que el comercio con China es reducido, casi inexistente, pero es necesario recordar que muchos productos hortofrutícolas que se producen en México se exportan a los Estados Unidos y de ahí se re-expiden a otros países.
Entre los principales productos que la Unión Americana exporta a China destacan nueces, arándanos, vegetales frescos y congelados que, en mayor o menor parte, tienen contenido mexicano y pueden generar una menor exportación.
Por otra parte, China es el tercer mayor abastecedor de fertilizantes de México, y si las fábricas están paradas, hay dos escenarios a considerar: tener un acceso limitado a fertilizantes, afectando la producción de alimentos en el país, o que haya escasez y los precios se eleven.
El consultor concluyó que “los efectos del Coronavirus en el comercio de alimentos son inciertos y ciertamente difíciles de cuantificar en el corto plazo, pero es un tema coyuntural que tenderá a ajustarse en el largo plazo, y se restablecerá el comercio internacional”.